"(...) Para el bloque soberanista, formado
por Junts pel Sí y la CUP, la única posibilidad de ampliar la base
social de los apoyos al referéndum radica en el espacio de los Comunes y
Podemos. Así, tras la moción de confianza a la que se sometió
Puigdemont, tras ver rechazados los Presupuestos por el voto negativo de
la CUP, se modificó el programa de Junts pel Sí, que contemplaba un
proceso constituyente que posteriormente habría de ser refrendado por la
ciudadanía, por un referéndum de autodeterminación pactado con el
Estado. Un cambio estratégico de prioridades que se explica por la
necesidad de atraerse a este espacio y ampliar sus apoyos sociales más
allá del estricto movimiento independentista.
En principio este giro pareció
cumplir su objetivo y los Comunes, liderados por Ada Colau, se sumaron
al Pacte Nacional pel Referèndum, formado por partidos políticos,
sindicatos, entidades soberanistas y asociaciones cívicas, cuyo objetivo
es conseguir un referéndum pactado con el Estado como en Escocia, lo
cual se ajusta como anillo al dedo a los postulados de los Comunes.
Ahora bien, el problema se plantea
cuando se certifica, como era previsible, que el gobierno del PP no sólo
se niega a negociar una consulta de esta naturaleza sino que anuncia
que utilizará todos los instrumentos del Estado para impedirlo.
Entonces, como era de esperar, desde las filas del movimiento
independentista se propugna un Referèndum Unilateral de Independència
(RUI) que coloca a los Comunes en una difícil tesitura. En efecto, ante
la cerrada negativa del PP a negociar la consulta se les presiona para
que se sumen a este planteamiento, manipulando el miedo cerval de los
Comunes a verse asimilados a PP, C’s y PSC y sabedores que una parte
minoritaria, pero influente, de este espacio es independentista.
Estas ambigüedades estructurales
parecieron resolverse en la asamblea fundacional del 8 de abril que
adoptó la denominación de Un País en Comú, en el que confluyeron
Barcelona en Comú, ICV, EUiA y un sector de la sección catalana de
Podemos. La dirección de Podem Catalunya, tras el aval de la consulta a
las bases con escasa participación, decidió no sumarse a un proyecto que
pasaba por su disolución en esta nueva formación.
Ello a pesar del
explícito apoyo de Pablo Iglesias y Pablo Echenique a la confluencia
catalana. En esta asamblea se aprobó, por amplia mayoría, la tesis de
Xavier Domènech, frente a las enmiendas independentistas, que establece
la “completa soberanía de Catalunya”, pero “libremente compartida por
todos los pueblos de un Estado plenamente plurinacional”.
La Comisión de Venecia
Sin embargo, esta determinación no
resuelve la postura a adoptar respecto al referéndum unilateral. Para
sortear el obstáculo Catalunya Sí que es Pot, la marca de los Comunes en
el Parlament de Catalunya, registró a finales de abril una moción,
defendida por Joan Coscubiela, bestia negra de los independentistas de
Junts pel Sí y la CUP, que condicionaba su apoyo al referéndum a una
resolución favorable de la Comisión de Venecia, órgano consultivo del
Consejo de Europa, argumentado:”puedo entender que se haga en contra el criterio del Estado. Pero no que no tenga aval internacional”.
Esta propuesta desconcertó y enojó a los independentistas que la
percibieron como una finta tramposa para eludir el apoyo al RUI.
En
efecto, ni los parlamentos regionales tienen capacidad para solicitar
una resolución de la Comisión de Venecia y lo que es más importante,
según su Código de buenas prácticas, una consulta de esta naturaleza
solo puede ser permitida –entre otras cosas- cuando esté contemplada en
la “Constitución o una ley conforme a ésta”, circunstancia que no
concurre en el ordenamiento jurídico español. (...)
A la luz de lo expuesto, tanto Un
País en Comú como Podem Catalunya se inscriben en la línea de
continuidad de las contradicciones de la izquierda catalana respecto al
nacionalismo en la etapa autonomista cuya expresión fueron el sector
catalanista del PSC e ICV-EUiA.
De hecho, uno de los principales
éxitos del movimiento independentista fue relegar a un segundo plano la
cuestión social, que la dureza de la crisis y los recortes de la
Generalitat situaron en el centro de la política catalana, por la
cuestión nacional y provocar la irrelevancia de la izquierda.
Así se
produjo la ruptura de las dos almas del PSC, cuyo sector catalanista
abandonó el partido para sumarse al movimiento secesionista, y la
inoperancia de ICV-EUiA, sumida en graves contradicciones internas y
cuando parte de sus dirigentes, como Raül Romeva, se pasaban al
independentismo o coqueteaban abiertamente con él como en el caso de
Joan Josep Nuet.
La eclosión de Podemos y Barcelona en
Comú pareció modificar este guión y deshizo las expectativas de ERC de
convertirse en la izquierda nacional, frente a la decadencia de PSC e
ICV-EUiA.
Ahora bien, si este espacio cosechó un gran éxito en las dos
últimas elecciones generales, donde el debate se situó en el eje social,
obtuvo unos magros resultados en los decisivos comicios plebiscitarios
del 27S, superado ampliamente por Ciutadans, pero también en menor
medida por el PSC.
Esto fue fruto de unas ambigüedades estructurales que
no supieron dar respuesta a las inquietudes de sus bases sociales que
no son independentistas. Como en el PSC e ICV-EUiA, este espacio
mantiene en su interior un Caballo de Troya
nacionalista/independentista, que le impide sostener una postura clara
en esta trascendental cuestión, de manera que oscilan entre el
federalismo y el confederalismo, entre el soberanismo y el secesionismo.
La tesis de la “soberanía compartida” aprobada en la asamblea
fundacional de Un País en Comú, aunque concebida para suturar estas
contradicciones, puede resultar insuficiente si se produce un choque de
trenes que reactive a los sectores independentistas que reclamarán un
frente común antiPP al lado de Junts pel Sí y la CUP.
En cualquier caso, en el tramo final
del proceso soberanista, su postura ante la convocatoria del referéndum
unilateral, será la piedra de toque de la determinación de ambas
formaciones en un contexto donde será extremadamente difícil no
decantarse por ninguno de los bloques en liza." (Antonio Santamaría , El Viejo Topo, 21/05/17)
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