3/2/17

“El clan Pujol puede desestabilizar el Estado español porque dispone de información para liquidar a la mitad de la clase política de la Transición. Por eso se mueven con tanto desparpajo”.

"(...)  La bomba nuclear del llamado “problema catalán” se llama Jordi Pujol i Soley, un hombre que logró construir una especie de Estado dentro del Estado, un Estadito ordeñado con regularidad y esmero por sus hijos y por los afectos al mismo, gente que hoy dispone de fortunas extravagantes, de casoplones de infarto en Premiá de Dalt, Cerdanya, y por ahí. 

Una tribu que llegó a cobrar minuta por cada empresa que se instalaba en la comunidad y también por las que salían o querían salir (razón, Sony y otros), con “recaudadores” conocidos por todos, algunos incluso entre los que apalabraron la Constitución del 78. 

Casoplones y empresas y empresarios (razón, Sumarroca & Cia) que se han hecho de oro arrimando el ascua al Estadito de don Pujolone. Y alpiste para incautos en forma de “Espanya ens roba” pregonado a todas horas desde unos medios de estricta obediencia (razón, TV3 y La Vanguardia).

La cosa apestaba ya antes incluso de que Pasqual Maragall pronunciara su histórica frase del “vostès tenen un problema, que es diu 3 per cent”, pero nadie ha levantado la voz porque el clan y sus servidores sigue teniendo mucho poder, tienen sus Estevills bien posicionados en el estamento judicial, muchos millones, y unos cuantos dosieres con los que amenazar a quien pretenda ponerlos firmes. Un cisne negro. Y una broma de Parlament. 

“El clan puede desestabilizar el Estado español porque dispone de información para liquidar a la mitad de la clase política de la Transición. Por eso se mueven con tanto desparpajo”. Determinada elite viene sosteniendo en privado desde hace tiempo que el prusés es un montaje ideado por ellos para romper el cerco de una Justicia que en cualquier democracia occidental hubiera metido a casi todos en la cárcel. En España, los Pujol no entran en prisión.

 ¿Cómo acabará todo? Sospecho que podría hacerlo en una especie de “Abrazo de la Vergüenza”: en una opaca impunidad para los Pujol y su servidumbre política (Mas y demás incluidos), a cambio de un prusés atemperado y, pasado el tiempo, finiquitado. Una especie de intercambio de prisioneros. Y don Jordi, el evasor fiscal, volviendo a la televisión para anunciar que se acabó la broma."                                           (Jesús Cacho, Vox Populi, 29/01/17)

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