Mas, llegando a declarar como investigado en octubre de 2015
(SANDRA LÁZARO)... un empujoncito y toma el Palacio de Invierno, o lo que se le ponga por delante
"Somos la avanzadilla de lo que vendrá". Así se expresaba Artur Mas el
pasado viernes sobre el juicio por la consulta simbólica del 9-N. El
expresident se ha encargado de calentar el arranque del juicio
enmarcándolo en una escalada represiva del Estado contra el proceso
soberanista.
Mas y las exconselleres Irene Rigau y Joana Ortega se enfrentan a diez y nueve años de inhabilitación por
los presuntos delitos de desobediencia y prevaricación por haber
continuado con el 9-N pese a la suspensión del Tribunal Constitucional.
Los tres declararán este lunes. (...)
Lo hizo, para la acusación pública, "intencionadamente y
sin otro amparo que su mera voluntad". Por contra, la defensa de Mas
argumenta que el expresident obedeció en todo momento al TC, y descarga en los voluntarios toda responsabilidad en la ejecución del 9-N desde su suspensión.
Con este argumento, Mas vuelve a usar a los voluntarios de la consulta,
en este caso para intentar salvarse de una condena penal. Antes lo hizo
para capitalizar en exclusiva el éxito de movilización que fue el 9-N.
Logró lo que deseaba y ERC se avino a formar la lista de Junts pel Sí. No está nada claro que ahora repita victoria: la misma estrategia no impidió que fuera procesado tras la fase de instrucción.
"Cumplimiento absoluto" con el TC
Según su defensa, el expresident interrumpió la gestión y organización
del 9-N a partir de la providencia del TC. Una actuación de
"cumplimiento absoluto" con el Alto Tribunal. Y ahí aparecen los más de
40.000 voluntarios que sostuvieron la votación.
El escrito de defensa
dice que "nunca se convocó oficialmente" a la ciudadanía a votar desde
la Generalitat, sino que "se dio la oportunidad a los ciudadanos de
organizar un proceso participativo".
Las acusaciones,
por contra, creen que Mas, Rigau y Ortega "generaron la apariencia" de
que paralizaban la preparación de la consulta desde el 4 de noviembre
hasta el momento de la votación, "cuando en realidad no era así". (...)" (eldiario.es, 04/02/17)
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