"(...) la nación sea pura abstracción no nos ahorra las identidades
nacionales con sus correspondientes nacionalismos, fieles y, claro está,
las consecuencias que se derivan de todo ello.
En esas, pareció por
momentos que nuestra nueva izquierda sería capaz de actuar en este
terreno con cierta laicidad, pero está visto que no hay manera.
En
parte, se entiende porque quienes adjudican carnets de auténticos
patriotas (españoles o catalanes, lo mismo da) son implacables con los
tibios, los indiferentes o los ateos. Sobran los ejemplos.
Así que de vez en cuando hay que hacer gestos que nos pongan a salvo.
No somos independentistas, pero votamos sí-sí el 9-N o acudimos a una
manifestación que lo es inequívocamente, no vaya a ser que nos
signifiquemos demasiado.
Ahora ha tocado sumarse a esa actividad de alto
riesgo que es trabajar el Día de la Constitución. Gerardo Pisarello nos
informó de su compromiso y luego, efectivamente, cumplió con su
temerario desafío al Estado.
Aún impresionado por su hazaña, sigo
preguntándome por las razones de la misma, porque, ya puestos, ¿no
hubiera sido más rompedor —y coherente con una posición de izquierdas—
declararse insumiso a la Inmaculada Concepción? Pero ¡ah, amigos! ¿Cómo
dejar pasar la ocasión de mostrar lo que opinamos de este Estado? (por
español, claro). (...)" (Francisco Morente es profesor de Historia Contemporánea en la UAB, El País. 10 de diciembre de 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario