"(...) Algunos independentistas se frotan las manos pensando que con tal
posicionamiento de Rajoy podrán hacer avanzar el soberanismo mediante
enfrentamientos con el Gobierno central desobedeciendo, incluso, las
sentencias del por ellos cuestionado Tribunal Constitucional y las
presumibles inhabilitaciones que se irán produciendo si determinados
líderes del independentismo catalán perseveran en sus actitudes de
desobediencia a las leyes y al no respeto a la normativa vigente,
alegando que hay mucha gente (no se sabe cuánta) que quiere la
independencia de Catalunya y que ello está por encima de la legalidad
que el Tribunal Constitucional y el Gobierno defienden para mantener el
estado de derecho.
Pero la cosa no va por ahí. El Gobierno
británico acaba de perder su contencioso ante la Alta Corte británica
respecto a solicitar el brexit sin respetar la European Communities Act
de 1972 de rango constitucional y no hace mucho que el Tribunal
Constitucional polaco declaró inconstitucional una ley propuesta por el
Parlamento y el Gobierno polaco controlados por los nacionalistas.
Ante
tal desobediencia, el Consejo de Europa –a través de su Comisión de
Venecia para la Democracia a Través del Derecho– les obligó a dar marcha
atrás recordando al Gobierno de Varsovia que la decisión del Tribunal
Constitucional debe ser respetada para evitar que el Gobierno pueda
cometer arbitrariedades fuera de la Constitución por mucho que tenga
mayoría parlamentaria.
Esta es, guste o no a los independentistas
catalanes, la realidad internacional que existe y que no puede obviarse
por mucho que el Diplocat busque alianzas con diputados de ultraderechas
en el Parlamento finlandés o por mucho que el Govern y el Parlament
piensen que la independencia de Catalunya va a ser apoyada
internacionalmente en contra de lo que dice la Constitución de la que
nos dotamos democráticamente.
Las Constituciones pueden cambiarse
por los procedimientos legales existentes, ¡ como no!, pero la legalidad
constitucional –defendida por el Tribunal Constitucional– está por
encima de los deseos de quienes quieran imponer, aunque sea por
procedimientos pacíficos , su visión particular de Catalunya. (...)" ('Independencia, Brexit y Europa', de Francesc Granell, La Vanguardia, en Caffe Reggio, 05/11/16)
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