"(...) Esta sociedad está enferma y una de las primeras cosas que debería
hacer es poner un anuncio en los grandes diarios de Buenos Aires
solicitando que una mesnada de psicoanalistas (ya tenemos entre nosotros
un puñado) se instalaran aquí y trataran de poner la sociedad catalana
en relación con la realidad.
¿Alguien que no forme parte del comedero es capaz de entender la
situación política catalana? Hay un presidente de la Generalitat que se
presenta en las listas en el puesto 4, para ser sustituido por un
alcalde de Girona, que va de uno. Pierden las elecciones y aún no sé qué
carajo hace el 4 y aún menos el 1, o el 2, porque no entiendo si el
beato Junqueras es quien tiene el poder o lo es el 1.
Tenemos de
presidenta del Parlament a una especie de teresiana señorita, cuyos
conocimientos y experiencia política me desconciertan como si entrara en
una guardería. Los aliados del poder, no sé cual, pero el que aparece
en los papeles, es una colla denominada CUP, la izquierda más radical,
aseguran, que proponen derribar el monumento a Colón. La otra izquierda,
que no sé ni cómo se llama últimamente, quiere un referéndum.
Hay más. El partido que rigió los destinos de este país durante
veintimuchos años decidió ser independentista, abandonar a sus socios,
que eran como una pareja de amantes mal avenidos pero que disfrutaban
del mismo patrimonio, que es de lo que se trata. Rompen el trato, y se
cambian de nombre, pero no saben cuál ponerle y al inventarse se
encuentran que ya está registrado y añaden “europeo”, como quien pone
“viva Cartagena”.
Si no escribo sobre política catalana no es sólo porque me aburre
sino porque no entiendo nada. Lo de Colón sería digno de El Papus y un
homenaje a Pérez Andújar. Lo de la teresiana señorita y el partido que
busca nombre es digno de Jardiel Poncela. Solicito a TV3, que debería
ser un servicio público, pero no como los váteres de antaño, dedicara
unos minutos, entre lambetada y lambetada a los jefes, para explicar a
los legos que no estamos en la pomada quién es quién.
Me he perdido. Creía que tenía suficiente con la tormenta en vaso de
agua de la política madrileña, pero eso lo entiende cualquier
analfabeto. No hay personaje más simple que Rajoy, que sería capaz de
matar de aburrimiento incluso a un avezado psicoanalista porteño. Por
eso considero que el pregón de la Mercè de Javier Pérez Andújar es un
prodigio de claridad y de tristeza.
Ya no tenemos tebeos, los viejos
autores de nombres exóticos, recién salidos de la cárcel por rojos y que
escribían novelas de vaqueros o policíacas, están muertos o fuera de
onda. ¿Qué hacemos, mentes privilegiadas? Nos queda escribir de
gastronomía o instruir sobre la ensaladilla rusa (que nunca fue rusa).
Hay algo en lo que estamos peor que durante el franquismo. Y es que
entonces pensábamos que todo iba a cambiar cuando lo derribáramos.
¿Usted cree que si tuviera hijos en edad de formarse les metería en una
de las escuelas de fútbol que llenan la ciudad? Antaño había escuelas de
música, de dibujo, de danza, incluso de artes marciales… ¡pero una
escuela de fútbol! Primera lección, el balón es redondo. 200 euros." (Revista de prensa, 01/Oct/2016, Gregorio Morán, La Vanguardia)
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