"La política catalana ha entrado en la espiral de la incertidumbre. El
Parlament aprobó el lunes una resolución sobre el inicio de la ruptura
con España con la creación de un Estado catalán independiente en forma
de república. (...)
Todo es un poco extravagante por inesperado e insólito. (...)
El presidente compareció en rueda de prensa para repetir que no se
romperá la unidad nacional y que en el recurso se pide que se notifique
personalmente la providencia de suspensión a la presidenta del
Parlament, Carme Forcadell, al presidente en funciones, Artur Mas, así
como a otros 19 cargos entre los que se encuentran los consellers de la
Generalitat y los miembros de la Mesa del Parlament.
Toda esta
parafernalia se construía sin saber si el Constitucional admitiría a
trámite el recurso y en qué condiciones.
Lo que puede ocurrir a partir de ahora es incierto. Lo más probable
es que Artur Mas reciba una inyección de oxígeno que utilizará hoy en la
segunda sesión de investidura o en otra sucesiva antes del 9 de enero.
Cuanto más enredada esté la cuestión catalana, más se beneficia al partido de Rajoy para las elecciones del 20 de diciembre. (...)
La política todo lo tolera, pero esta confrontación en forma de ruptura
institucional entre Catalunya y España es muy problemática y tiene un
futuro breve. (...)
Pero a la hora de gobernar, de hacer política, de ponerse de acuerdo
incluso los independentistas entre ellos, ya es más complicado. Depender
de diez diputados de la CUP es inexplicable para una formación como la
de Mas.
Pero el problema no es la CUP, sino las cambiantes posiciones de
Mas, que se ha visto en el trance de pedir ayuda a unos socios que nada
tienen que ver con lo que queda de CDC. Irse, en política, a veces es
saludable para todos." (La espiral de la incertidumbre, de Lluís Foix en La Vanguardia, en Caffe Reggio, 12/11/15)
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