4/10/15

Victoria de las fuerzas que buscan en el processisme la tabla de salvación de la oligarquía catalana... la mayoría de los diputados de Junts Pel Sí son de Convergència. Se han salvado de la debacle electoral y han podido refundarse

"No hay duda de que el espectro ideológico y base sociológica del independentismo son extremadamente variados. El proceso soberanista, en tanto relato interclasista responde a anhelos y motivaciones de difícil interpretación. (...)

Sin embargo, en el resultado electoral resulta evidente la derrota de la izquierda más quincemayista o movimientista –21 escaños escasos entre CUP y CSQP– y la victoria de las fuerzas que buscan en el processisme la tabla de salvación de cierta oligarquía. 

En otras palabras, el independentismo, en su traducción en escaños, parece estar operando como mecanismo de recomposición del segmento de las élites catalanas que se han estado beneficiado por esta declinación local del régimen del 78. Es decir, las empresas de las familias del entorno de CiU que pagaban con el 3% las adjudicaciones de obra pública o sacaban provecho de las generosas privatizaciones.

Por una parte, el modelo económico de desarrollo turístico-inmobiliario es totalmente funcional a este segmento empresarial que se ha enriquecido fácilmente desde la nueva democracia. (Véase el Caso Palau, el Caso Pretoria, etc.). 

Por otro, las privatizaciones, por ejemplo la de la sanidad, han servido también para nutrir a estas familias cuyos miembros están situados en los sectores gerenciales de transnacionales vinculadas al capital financiero. (Véase por ejemplo cómo IDC Salud duplicó su facturación con la Generalitat en los peores años de los recortes gracias a la gestión de Boi Ruiz, conseller de Sanitat de Mas, antes cabeza de la patronal sanitaria).

 Si bien no sabemos hasta qué punto alcanza realmente la preocupación de las otras élites que han entrado a la contienda, la gran empresa catalana agrupada en la patronal, y también la banca –incluida La Caixa– se han mostrado públicamente contrarias a la independencia. 

Sin embargo, los beneficiados por las puertas giratorias catalanas y la corrupción generalizadas estarán muy contentos con los resultados, y con volver a tener un gobierno al que puedan hacer llegar sus tentáculos. Recordemos, la mayoría de los diputados de la lista Junts Pel Sí son de Convergència. 

La lista conjunta con ERC –posible gracias a la evolución de CDC desde el nacionalismo al independentismo– les ha salvado de la debacle electoral y les ha permitido refundarse saltando por encima de los innumerables casos de corrupción que acumulan. Una manera de continuar liderando el espacio político catalán en el futuro.

 Si bien es cierto que la osada estrategia tiene muchos puntos de incierta resolución, por ahora Mas/CDC han sabido manejar con suma habilidad el escenario. Ayer mismo, el número siete de la lista, un economista de CDC declaró a una radio alemana que la conclusión más probable del procés es el regreso al estatuto recortado del 2006. 

 Es decir, un nuevo acuerdo fiscal que les permita tener más recursos para hacer frente a una Generalitat en bancarrota (Catalunya es una de las comunidades más endeudadas y esa deuda está en su mayoría en manos del Estado español). Así como aumentar el gasto público para tratar de contentar a una clase media en rebeldía. Nuestro 15M aquí se llama independencia.  (...)

La traslación del esquema de confrontación nacional a las elecciones de diciembre podría jugar en favor de los partidos del régimen otra vez. Tanto al PP como al PSOE les podría interesar no tener que hablar de propuestas sociales, de posibles nuevas olas de recortes y privatizaciones para centrar su campaña en el tema de la “ruptura” de la patria. 

Al fin y al cabo, Rajoy ha participado con fuerza en esta campaña ayudando a polarizar porque ese marco le beneficia. Esta sería quizás, la cuestión que podría justificar una gran coalición de ambos partidos para una reforma de la constitución cuyo objetivo podría ser negociar la cuestión nacional –es decir, un nuevo reparto de los recursos disponibles– con las élites catalanas.

 Así como de paso, serviría para adecuar la carta magna a los nuevos ciclos de reducción brutal del gasto en pro del pago de la deuda. Porque la crisis, pese a lo que digan, no se ha terminado, sino que está en stand by merced a las políticas de expansión monetaria del Banco Central Europeo.(...)"                (Nuria Alabao, Diagonal, 28/09/15)

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