"Muchas veces he escuchado la frase de que “el dinero es cobarde”, pero
siempre he pensado que con ella se hacía referencia al temor de las
grandes fortunas, la gente rica, los grandes inversores, a correr
riesgos con su pasta; jamás, la verdad, llegué a imaginar que sería yo
quien un día viviera esa situación, quien llegara a sentir miedo. (...)
Mi alarma ha crecido hasta hacerse insoportable cuando he empezado a oír
hablar de “corralito” con los depósitos en caso de que estos señores
lleven adelante su aventura. (...)
De modo que hace unos días empecé a moverme, dispuesto a hacer
realidad el traslado de mis ahorros a Huesca. Inicialmente había
previsto hacerlo este jueves, que es fiesta en Barcelona y normalmente
en toda su área metropolitana. Podía ser un buen día, porque debido a
esa circunstancia no tenía necesidad de faltar al trabajo.
La verdad es que llevo días dándole vueltas y pensando en cómo
materializarlo evitando hacer un viaje a Huesca en balde por culpa de
algún trámite que pudiera faltarme. Por este motivo he estado en
contacto con un empleado de mi oficina del Banco Sabadell para
garantizarme que la gestión era posible, primero, y que se podría hacer
razonablemente en una mañana de desplazamiento. El empleado, muy amable,
ya en la primera conversación que tuvimos me dio a entender que no era
el primer cliente que había llamado interesándose por el tema.
Anteayer me llamó al móvil y me explicó que debido al gran número de
peticiones de este tipo que el banco está recibiendo en sus oficinas de
Huesca y limítrofes a la provincia de Lérida, el Sabadell ha establecido
un nuevo procedimiento para que los clientes puedan trasladar allí sus
ahorros sin necesidad de desplazarse. Supongo que prefieren dar todo
tipo de facilidades antes que consentir que la clientela emigre a otra
entidad.
Es evidente que el banco ha cambiado de actitud, porque cuando me
acerqué por primera vez para contarles mis miedos y adelantar mis
intenciones trataron de convencerme con argumentos como que no había
motivos para preocuparse, no iba a pasar nada, el banco no podía tomar
postura y un montón de vaguedades por el estilo.
Parece que ahora lo ven
diferente. De modo que al final no he necesitado desplazarme hasta
Huesca para hacer el cambio, aunque el viaje lo tendré que hacer
igualmente porque otro familiar está metido en una operación idéntica a
la mía y su banco parece que no es tan comprensivo como el mío.
Aparte de estos dos casos, en mi entorno tengo otro familiar muy
cercano que también ha sacado los ahorros fuera de Cataluña, con gran
disgusto del director de la sucursal a quien no le ha hecho gracia
perderlo como cliente, pues su saldo en cuenta era muy superior al mío.
El hombre se enteró tarde y además no sabía cómo proceder. Ahora ya lo
sabe. Parece que La Caixa ha dado instrucciones a los directores de
oficina sobre cómo tratar y atender este tipo de peticiones.
De modo que ya está. Ya lo he hecho. Los ahorros que he ido
acumulando estos años ya no están en Cataluña. Me siento más seguro,
pero también más triste, mucho más triste. Jamás pensé que mi oficina
bancaria estuviera en Huesca, viviendo yo como vivo en Barcelona.
No sé
cuál será el final de esta historia, una historia que para unos parece
un cuento de hadas y para otros, para mí, una pesadilla, pero me temo
que no sea buena. Ayer dejé mis ahorros en un lugar más seguro, y no sé
si dentro de un tiempo tendré que marcharme yo también.
Nunca he querido que mi nombre aparezca en público, aunque quizás
debería firmar estas líneas. Sería lo normal en un país normal, aunque
si esta situación fuera normal yo no debería tener mi dinero a 200
kilómetros de mi casa. Ese es el motivo de que no firme este escrito: el
miedo.
Un catalán y español asustado." (Vox Populi, 24/09/2015)
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