"Rotundamente, sí. Creo que aún se ríe el periodista del programa
'Hard Talk' de la BBC Stephan Sackur cuando, hacia el minuto 10 de su entrevista a Raül Romeva,
éste vino a decir algo así como que "la independencia hay que verla
desde dos prismas: por un lado el territorio, que será independiente, y
por otro los ciudadanos, que seguiremos siendo españoles".
Claro, los letones, por citar un ejemplo, ¿cuando se separaron de la
Gran madre Rusia seguían siendo rusos? ¿Y los sudaneses del sur se
independizaron pero eran sudaneses aún? Más atrás, ¿los americanos eran
ingleses? Y, al final, ¿todos somos romanos?
Volviendo a Letonia. Allí existe lo que se ha llegado a llamar "la
democracia étnica". A los ciudadanos de Letonia, establecidos o incluso
nacidos en Letonia entre 1939 y 1991, se les negó la ciudadanía letona.
Curiosamente sí pudieron votar la independencia de Letonia en sus
elecciones. Luego, literalmente engañados y tirados.
Hasta la organización independentista Cercle Català de Negocis (CNN)
--de la que podemos dudar de su mínima inteligencia, y prueba es lo
escrito-- lo dice sin tapujos en su web: "Normalmente se entiende que la
nacionalidad es el vínculo jurídico entre una persona y un Estado. Por
lo tanto, cualquier proceso de secesión supone el fin de este vínculo".
Es decir una independencia de Cataluña significa romper el vínculo
jurídico de sus personas con España.
Demos cifras para lo tres tipos de situaciones previstas. La primera:
aquellos nacidos en Cataluña que automáticamente, como en cualquier
proceso de secesión, pasarían a ser exclusivamente catalanes --a día de
hoy no existe ningún convenio entre Cataluña y España--. Son cerca de 5
millones. Por otro lado, los nacidos en España, cerca de 1.300.000, que
obviamente seguirían siendo españoles.
Como es lógico, viviendo en un
país extranjero, expuestos a sus normas y leyes. Por último, el conjunto
de extranjeros, alrededor de 1.200.000 personas. Estos tendrían una
dinámica, podríamos decir, curiosa. Disponen de un NIE y permiso de
residencia español con el cual sólo pueden trabajar en España, pero no
en Cataluña. A buenos entendedores, pocas palabras. (...)
En unas nuevas elecciones en unos meses, señaladas ya por Artur Mas,
en una Cataluña independiente sólo podrían votar los ciudadanos
catalanes. Todos estaremos de acuerdo que un español no vota en Francia,
o un español no vota en Alemania. Por lo que ¿un español votaría en
Cataluña?. Parece claro que no. Esto disminuiría no sólo el censo, sino
que avanzaría, como el modelo letón, hacia una clara "democracia
étnica". Ya no siete millones y medio, sino apenas cinco millones.
Y
hemos considerado el modelo más amplio. Aquel donde el simple hecho de
nacer permitiera la nacionalidad catalana. Porque, si nos retrotraemos a
modelos bálticos, podríamos incluso pensar en la necesidad de una
primera o segunda generación para obtener la nacionalidad.
Y para aquellos fans de la fantasía de la doble nacionalidad podemos
volver a la web de los amigos del CCN --donde confirman que son unos
incompetentes--: "Los ciudadanos catalanes que quieran conservar la
nacionalidad española tendrían que poder hacerlo sin restricciones
siempre que se cumplan algún criterio de efectividad (haber nacido,
residido, ser descendiente, etc.) según los mecanismos que prevea la
ley" (sic del autor, no hay ley ni nada dicho al respecto por Romeva y
su lista). Para los ilusos: la primera condición sería haber nacido en
el resto de España no en Cataluña.
Pero por si aún piensan encajarse de alguna forma, vuelven a la
carga: "Cabe remarcar que tener dos nacionalidades no es sinónimo de
tener doble nacionalidad. Para tener doble nacionalidad los dos Estados
tendrían que reconocer mutuamente la doble nacionalidad de sus
ciudadanos para que puedan ser usadas indistintamente ante cualquier
país.
Por ello, la doble nacionalidad conlleva algunos problemas para
Cataluña como, por ejemplo, la falta de ciudadanos nacionales propios
para ser reconocida como Estado independiente; o el no tener fuerza ni
efectos jurídicos fuera de nuestro país". Blanco y en botella: para
tener doble nacionalidad hace falta un acuerdo entre España y Cataluña,
pero Cataluña no estará por la labor porque sería ridículo un país sin
casi ciudadanos del país.
En las repúblicas bálticas los ciudadanos, con origen familiar no
báltico hasta 1939, fueron vetados con su nacionalidad a pesar de haber
votado y apoyado la independencia. Tienen un status legal de 'no
ciudadano'. Algo parecido a los inmigrantes con residencia permanente en
otros países, pero con la diferencia que no poseen otra nacionalidad.
No tienen derechos políticos, no pueden asumir cargos en instituciones
gubernamentales, no pueden trabajar como abogados, jueces, notarios, o
un sinfín mas de profesiones.
Pero alguno dirá que Cataluña no es así. Aquí tenemos una lista
transversal, todos somos un pueblo. Aunque todos sus candidatos tengas
los mismos 'apellidos familiares'. Familiar entre ellos, claro. (...)
A veces pienso que la gente no lee historia, simplemente prefiere creer
historias. Mi duda, al final, es sencilla: ¿Tan difícil es explicar las
cosas en esta Cataluña que hasta lo básico y elemental no se entiende?" (Carles Enric López , Crónica global, 14/09/2015)
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