28/9/15

Los informes encargados por los parlamentos británico y escocés reconocieron que Escocia tendría que pedir la entrada en la UE después de declarar su independencia... por tanto, Cataluña también, no va a ser más que Escocia

"(...) He comenzado este artículo haciendo mención a la poca seriedad con que asuntos de este calibre se están analizando tanto por políticos como por profesionales de la información. No ocurrió igual en el Reino Unido en las semanas previas al referéndum de Escocia. 

Tanto el Parlamento británico como el escocés encargaron estudios independientes que analizaban con exquisito rigor las consecuencias de una eventual secesión escocesa, tanto de índole económica como jurídica. Y, cómo no, la cuestión de si Escocia podría seguir siendo parte de la Unión Europea ocupaba un lugar central. 

Ambos informes reconocían con humildad que la cuestión no está regulada y que, por tanto, el debate está relativamente abierto. Utilizo el “relativamente” porque, de nuevo en común, los informes apuntaban a que la tesis más extendida y probable es la que exigiría que una Escocia independiente tuviera que solicitar su acceso a la Unión. 

El argumento parte del hecho de que el Estado Miembro de la Unión es el Reino Unido, y por consiguiente Escocia solo pertenece a la Unión Europea en tanto parte integrante de aquel.  (...)

Pero incluso si escogiéramos la versión que aboga por el hecho de que aquel procedimiento solo han de seguirlo los países solicitantes que provienen de fuera de la Unión, el camino seguiría sin ser sencillo. Ello porque, aún bajo el optimismo de considerar que automáticamente Cataluña seguiría siendo parte de la organización, resultaría evidente la necesidad de reformar los tratados para acoger la nueva realidad. 

Se debería, al menos, reformar el artículo 52 del TUE, que enumera la lista de países en que se aplican los tratados, para incluir a Cataluña. El procedimiento de reforma, como indica el artículo 48, requiere nuevamente unanimidad, por lo que el problema seguiría sin tener fácil solución. 

También debería recalibrarse el peso de España en instituciones como el Parlamento Europeo, dado que el número de eurodiputados por país depende de la población. Obviamente también se debería pasar a especificar el peso en las mismas instituciones del nuevo Estado catalán. Estos cambios afectan a normas que, pese a no estar incluidas en los tratados, suelen requerir igualmente unanimidad para su alteración. 

El silencio de los tratados para situaciones como las aquí planteadas deja abierto un cierto debate en la materia. Sin embargo, se escoja el camino que se escoja (al final dependerá de la voluntad política mayoritaria en la Unión), el omnipresente elemento de la unanimidad supondría una gran dificultad. 

 Supieron reparar en ella los redactores del informe en Escocia. Y ellos partían de la tesis de una independencia pactada y amistosa. Uno puede imaginarse el mismo debate si la hipotética independencia fuera unilateral y escasamente cordial."                          (  , Politikon, 17/08/2015)

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