29/9/15

Lo sorprendente es que más catalanes no hayan votado a favor de la independencia...

"(...) El 50 por ciento y pico que no dio su voto a los partidos independentistas en las elecciones parlamentarias del domingo ha demostrado una encomiable paciencia 

(...) no debemos menospreciar la calma y racionalidad – o “seny”, como dirían en catalán – de los que evitaron sucumbir a la tentación de mandar al resto de España a freír buñuelos. Habrán hecho sus cálculos económicos, habrán sentido temor por lo desconocido pero también habrán entendido que romper con España es para siempre mientras que la permanencia del Partido Popular de Mariano Rajoy en el gobierno es solo temporal.

Si yo fuera catalán me hubiera costado actuar con tanta pausa. Admiro a mis amigos catalanes que lo pudieron hacer. Entiendo a los que no.

He vivido 15 de los últimos 17 años en Catalunya. Cuando llegué en 1998 el movimiento secesionista parecía reducirse a tres señores mayores sentados en una mesa en las Ramblas de Barcelona con una bandera catalana independentista– “la estelada” -- como mantel. No se les hacía mucho caso. 

Se les empezó a hacer tras la crisis económica de 2008, que a su vez destapó una crisis de legitimidad moral; cogieron carrera en 2010 con la sentencia del Tribunal Constitucional de España contra el estatuto de autonomía catalana; y el 11 de septiembre de 2012 salió un millón de personas a las calles de Barcelona a pedir la independencia. (...)

 Los buenos amigos que he hecho en Cataluña han sido, en su mayoría, antinacionalistas. Más que ofenderme, el nacionalismo me aburre. Pero he notado cambios desde 2012. Amigos que antes habían considerado que el proyecto de independencia catalana era un disparate comenzaron a decir que entendían por qué había gente que lo apoyaba. 

Otros, entre ellos empresarios que sabían que se perjudicarían económicamente si Catalunya dejara España, me dijeron que estaban cada día más hartos del trato que recibían del gobierno español y que, daba igual si perdían dinero, había llegado la hora, por una cuestión elemental de dignidad, de optar por la independencia. (...)

Todo se podría haber evitado con el diálogo. Yo hubiera ido más lejos. Hubiera seguido el ejemplo del gobierno conservador británico y, adiós a los legalismos constitucionales en los que se refugia Rajoy, hubiera creado los mecanismos para que se llevara a cabo un referéndum en Catalunya. 

En tal caso no estaríamos donde estamos, en el caos y la incertidumbre. Habría paz social con Catalunya dentro de España. Pero, claro, igual no entiendo nada."              (   , El País 28 SEP 2015)

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