"(...) El 27S confirma el terremoto a cámara lenta que ha sacudido la sociedad
catalana en los últimos cuatro años, zarandeada por las políticas de
austeridad y la explosión del 15M primero, y por el movimiento
independentista después.
El sistema de partidos tradicional estalló. Y de las urnas sale una hoja de ruta que muestra que lo que está por venir será igual o más profundo que lo acontenció. (...)
El sistema de partidos tradicional estalló. Y de las urnas sale una hoja de ruta que muestra que lo que está por venir será igual o más profundo que lo acontenció. (...)
(...) Sin margen para la discusión, Catalunya sí que es Pot (CSQP) ha sido la gran damnificada de éstas elecciones. (...)
Primero, CSQP fue víctima de su propio fantasma y la amenaza de que
se acabara constituyendo una candidatura en la estela de Barcelona en
Comú precipitó la conformación de Junts pel Sí. Ello modificó
completamente el panorama político, haciendo impensable la idea de una
posible victoria del “sí se puede”, que perdió automáticamente la
capacidad de convertirse en un imán”’atrapalotodo” donde se concentraran
las expectativas de cambio social ante la Catalunya de Mas.
Se generó
un efecto desmovilizador en cadena, y una fuga centrífuga de votos
potenciales hacia Ciutadans y PSC por un lado, y la CUP y Junts pel sí
por el otro. De “núcleo irradiador” (utilizando uno de los términos
manejados por Iñigo Errejón) de un proyecto hegemónico, pasó a ser un
colador agujereado desgarrado por dinámicas opuestas en diagonal. Y
perdió un pulso decisivo con el PSC.
Segundo, CSQP se configuró como un acuerdo por arriba entre partidos
(uno nuevo pero en fase declinante y sin una estructura consolidada,
Podem; otro antiguo, ICV, con una fuerte estructura y aparato, pero ya
apenas sin peso electoral), con la letal fotografía entre Pablo Iglesias
y Joan Herrera como evento fundacional, sin generar ningún tipo de
dinámica popular-ciudadana.
Justo el reverso de lo que había sido Barcelona en Comú
(lo que no quita reconocer que su campaña ha movilizado a un sector
importante de la sociedad, como lo refleja el éxito numérico de muchos
de sus actos). El descuelgue del Procés Constituent y la no implicación de Barcelona en Comú representaron la puntilla para el proyecto en ciernes. (...)
Tercero, la polarización entorno al debate sobre la independencia ha sido letal para CSQP. Ella favorece a Junts pel Sí,
a la CUP, y a Ciutadans. CSQP aparecía en tierra de nadie en este
debate, con una posición no siempre distinguible del PSC (a pesar de ser
muy diferente).
Las pretensiones inciales de Podemos de desbordar el
marco del debate independentista no sólo no se cumplieron. Sinó que
Podemos fue desbordado por el marco que pretendía rebosar. El
desbordador desbordado. (...)
Al carecer de un discurso españolista claro, no puede competir con
Ciutadans. Y al no poder generar una dinámica ganadora, una parte de su
voto vuelve hacia el PSC. Se le abre la base social bajo los pies. (...)
Conviene señalar, sin embargo, que las insuficiencas de Catalunya sí que
es pot en su discurso soberanista, si bien son fruto en primera
instancia de las decisiones programáticas adoptadas por las fuerzas que
integran dicha candidatura, expresan lo que piensa gran parte de su base
social y electoral. Y ello es, a su vez, el talón de Aquiles del
independentismo y del conjunto de la izquierda catalana. (...)
La combinación entre la dependencia respecto a Pablo Iglesias para
movilizar al electorado y la ausencia de referentes catalanes fuertes de
la propia candidatura, impidió que CSQP hiciera la síntesis necesaria
para articular a su heterogénea base social social en lo que al proceso
independentista se refiere. (...)
Tras su irrupción en la política, Iglesias se convirtió en una de las bestias negras del establishment
catalán. Y no por el hecho de no ser independentista, pues Rajoy y
Sanchez tampoco lo son y más que temor, despiertan desprecio y burla.
Iglesias genera inquietud porque propone un proyecto de cambio político y
social que no pasa por la independencia, y esto pone encima de la mesa
preguntas incómodas que el grueso del movimiento independentista no ha
querido o sabido responder.
Por ello, en alguien que se sabe examinado
hasta la lupa, las reiteradas muestras de desconocimiento de la realidad
catalana y de sus complejidades constituyen un error de bulto difícil
de entender.(...)" (José María Antentas, Público, 28/09/2015)
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