"Leemos estos días (léase declaración del Profesor de la UPF Jaume López)
acerca del intento de justificar una independencia unilateral de
Cataluña sobre la base del concepto de “secesión terapéutica” (remedial secession en inglés).
El concepto apunta al intento de
construir un caso a favor de la independencia que no esté basado en la
existencia de un derecho primigenio a la secesión sino en las
condiciones bajo las cuales, en ausencia de ese derecho, la
independencia estaría justificada como último remedio.
Esas condiciones incluirían una anexión
previa e injustificada del territorio, violaciones sustantivas de los
derechos de sus habitantes o la negación o supresión de los derechos de
autogobierno de ese colectivo.
El concepto es interesante tanto por lo que revela como por los caminos que abre.
Primero, porque supone reconocer que, en contra de lo sustentado hasta ahora por muchos independentistas (véase el manifiesto del llamado Colectivo Wilson), se aceptaría que Cataluña no goza de un derecho inalienable a decidir sobre su independencia.
Segundo, porque al reconocer dicha
inexistencia traslada la carga de la prueba hacia los independentistas,
pues no sería el Estado español el que tendría que justificar por qué
niega un derecho (inexistente) a la secesión sino que obligaría a éstos a
justificar, con argumentos legales y de hecho validados por instancias
internacionales, el que la secesión, aunque ilegal, fuera inevitable
dadas las graves violaciones de sus derechos, individuales o colectivos,
perpetradas por el Estado español.
La cuestión es que España es una
democracia signataria no sólo de todas las convenciones sobre derechos
humanos internacionales sino que, además, pertenece a uno de los
espacios de derecho más densos del mundo: el europeo, que incluye
innumerables acuerdos y convenios específicamente dedicados a proteger
el autogobierno de territorios, minorías, culturas, lenguas e
identidades. (...)
Sin embargo, los independentistas no se han molestado en denunciar al
Estado español ante ninguna de esas instancias ni en solicitar su
amparo. No deben pues extrañarse de la falta de comprensión
internacional que recaba su proyecto de secesión exprés." (José Ignacio Torreblanca, El País, 18/09/2015)
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