25/9/15

A los cinco minutos de que Mas declare la independencia, los 300 agentes del CESID tomarán los puntos estratégicos de Cataluña... jua, jua, jua

"Estos días por mis Pirineos natales, me muestran cuán dividida está la sociedad catalana entorno a la cuestión de la independencia. Y me temo que las vacaciones no van a serenar los ánimos ante lo que se prepara para septiembre. (...)

Pero también hay una parte de la ciudadanía que parece sufrir una especie de paranoia entorno a la relación de Catalunya con España. Una actitud que me temo ha ido en aumento espoleada por la propaganda acerca de todas las maldades que el Estado español infringe a Catalunya.

A la vista de lo que oigo y percibo, utilizar el término paranoia, como lo hace Quim Coll de Societat Civil Catalana, en un reciente artículo en El Periódico, no me parece exagerado, aunque a algunos pueda molestarles.

Hace un tiempo, allá por el 2013, me encontré en las montañas de Chile con jóvenes excursionistas catalanes muy preocupados por las amenazas que los “militares” españoles hacían pesar sobre Catalunya. Exponían unas consideraciones que entonces no pude sino considerar paranoicas. 

Estos días, recorriendo los viejos caminos de las montañas de mi infancia, he vuelto a escuchar parecidas historias sobre las represalias que toma “Madrid” por la convocatoria de unas elecciones autonómicas que hagan el papel del referéndum que “España” no les deja hacer.

El problema consiste, según ellos, en que, desde que Mas lanzó su órdago soberanista, la aviación militar española realiza vuelos rasantes sobre varias comarcas catalanas con el manifiesto fin de atemorizar a la población. Y los abuelos salen a las ventanas recordando la guerra y temerosos de que vuelvan aquellos tiempos…

Están realmente convencidos de que el ejército español, que algunos llaman “de ocupación”, está tratando de atemorizarles. Imposible convencerles de que se debe tratar de maniobras rutinarias de la base de Zaragoza. Mis argumentos son la prueba, como ya me definió Almunia allá por los tiempos de las primarias, de que soy un jacobino irredento al que su españolismo le impide ver las cosas como son.

Tampoco me he enterado de que los 300 agentes del Cesid, que estaban desplegados en el País Vasco para luchar contra ETA, y que afortunadamente ya no son necesarios allí, han sido trasladados a Catalunya para espiar a los que profesan sentimientos nacionalistas e identificar a los partidarios de la independencia.

No se cuan representativas son esas disparatadas tesis de los animal spirits de la sociedad catalana. El resultado de las próximas elecciones nos dará una buena medida de ello. Pero es muy preocupante que las defiendan personas con una cierta experiencia política, como Romeva, que encabeza la lista en la que se camufla Mas como candidato no declarado, pero pactado, para seguir gobernando la Generalitat. 

Romeva fue eurodiputado cuando yo presidía el Parlamento Europeo, y no se le recuerda ninguna contribución mínimamente relevante para la construcción europea. Pasará a la historia del parlamentarismo europeo por una carta a la Comisión pidiendo protección ante un posible invasión de Catalunya por el ejército español, ya que “es muy preocupante oír el zumbido de los cazas sobre tu cabeza sin previo aviso”. 

Vaya, si todo un eurodiputado gasta su tiempo, y el dinero que le pagamos, en escribir semejantes sandeces no es extraño que jóvenes excursionistas se sientan motivados para repetirlas.

Pero lo de Romeva es para nota. Como recuerda Quim Coll, además de pedir a Europa garantías de que Catalunya no será invadida, también ha pedido a la Comisión, junto con un diputado de Convergencia, que condenara el pisotón que sufrió Messi por parte de Pepe en un partido de la Copa del Rey. Pues aunque cueste creerlo, a eso se dedican algunos eurodiputados. Y debe ser muy valorado, puesto que les hacen cabezas de lista.

No son los únicos que nos brindan algunas perlas cultivadas con las que podríamos amenizar el descanso veraniego, si la cosa no fuera preocupante. Detrás de Romeva, en la amalgama de la lista electoral que defiende la independencia como único punto de su programa, aparecen personas tan ecuánimes que consideran que “si en la selección española de futbol hay tantos jugadores del Barça, es porque es un intento más de españolizar a Catalunya” o que “para que quieren los catalanes vivir sojuzgados si pueden vivir libres”, (Carmen Forcadell), o que “los padres que reclaman una educación bilingüe maltratan a su hijos” (Muriel Casals).

Esas declaraciones se podrían explicar por las características psicológicas de quienes las pronuncian. Pero la advertencia de Mas de que “si los catalanes no aprovechan la ocasión (de independizarse), el Estado español pasará por encima sin piedad”, parece más difícil de justificar por razones psicológicas. O quizás no. (...)

Otras muchas falsedades a las que no tengo espacio para referirme en este artículo [NdE: Artículo de J. Borrell Las cuentas y los cuentos de la independencia de Catalunya“, Agosto 2015] han alimentado la paranoia a la que antes me refería. La cosa ha llegado a un punto en el que las explicaciones razonadas y fundadas probablemente ya no surtan efecto en una parte importante del electorado. Pero pueden ser vitales para los demás."          (Josep Borrell, Economistas frente a la crisis, 19/08/2015)

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