"(...) El otro tópico nostrat es el que afirma que cada vez que “la
caverna” madrileña desbarra sobre Cataluña, aquí crecen los
independentistas como flores en primavera. Lo dicen hasta quienes no son
independentistas.
Si fuese cierto, y teniendo en cuenta el empeño con
que se emplean en Madrid, a estas alturas el independentismo debería
sumar como mínimo el 150% del censo electoral. La triste realidad,
recientemente desvelada por el nada sospechoso de botiflerismo
Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), es que la cosa anda, más que estancada,
en retroceso.
El CEO ha venido a certificar lo que el resultado de lo
que fuera que fuese el 9-N ya dejó muy claro: desde las elecciones
autonómicas de 2012, lo que se ha producido es un trasvase de votos
entre CiU, ERC y la CUP, pero sin ampliar significativamente el espacio
independentista.
Lejos de mi intención relativizar la trascendencia histórica de lo
que ha ocurrido en Cataluña en los tres últimos años. El catalanismo se
ha hecho mayoritariamente independentista, eso ya no va a cambiar y
sacude vigorosamente el tablero de juego.
Lo que ocurre es que, al
hacerlo, el catalanismo ha estrechado su base y ha generado un
movimiento de reacción contra la secesión que poco a poco va cobrando
fuerza y va equilibrando la balanza, cuando no inclinándola a su favor.
Esto último no es incompatible con que no haya, de momento,
alternativa a un gobierno de los partidos independentistas. La gran
heterogeneidad de los contrarios a la independencia y los efectos de la
distribución provincial de escaños de la normativa electoral vigente lo
imposibilitan.
Pero solo un iluminado puede creer que con las fuerzas
realmente acumuladas se puede ir de verdad a un choque frontal de
ruptura con el Estado. De locos está el mundo lleno, es cierto, pero
cabe esperar que no estén en el puesto de mando.
Por más que se esfuercen los separadores cavernícolas, aquí es
difícil que aumente mucho el número de secesionistas. Quienes se tenían
que decidir, en buena medida ya lo han hecho. (...)" (
Francisco Morente Valero , El País,
28 MAR 2015)
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