"El acuerdo alcanzado en el último momento entre Artur Mas y Oriol Junqueras para convocar elecciones anticipadas catalanas
el próximo 27 de septiembre tiene una doble lectura. El independentismo
y Artur Mas renuncian a su sueño –elecciones anticipadas catalanas
inmediatas que consagren una victoria del soberanismo– pero no tiran la
toalla. (...)
Artur Mas y los independentistas salen de la batalla del 9-N divididos y
medio muertos, pero con la suficiente inteligencia para evitar la
ruptura y dar a la esperanza soberanista nueve meses más de vida. (...)
Mas está medio muerto. Primero porque no ha logrado unificar bajo su
mando al catalanismo independentista y ha tenido que transigir con un
adelanto electoral en diferido y con listas separadas.
Ayer ya no habló
ni por un minuto de elecciones plebiscitarias. La derrota de Mas es
doble. No puede convocar elecciones anticipadas inmediatas
–como era su intención– porque no ha sabido ni podido liderar a todo el
independentismo y porque las encuestas dicen que unas elecciones en
marzo darían un resultado muy ajustado.
El independentismo dividido –ERC no aceptaba la especie de decreto de
unificación de Mas– podía ganar por los pelos las elecciones, pero
también las podía perder. Y con una victoria pírrica –no digamos con una
derrota– Mas y el independentismo habrían naufragado… definitivamente o
por una larga temporada.
Había que aceptar pues una pausa armada
–especialmente dolorosa para los sueños de las organizaciones
independentistas transversales y ERC– para volver a acumular fuerzas e intentar el asalto definitivo a las murallas del Estado español dentro de nueve meses.
Una campaña electoral de nueve meses es una batalla larga y dura que se presta al desgaste y a la división.
En especial porque hay el compromiso de presentar en septiembre del 2015 una hoja de ruta común de UCD (Duran), CDC (Mas) y ERC (Junqueras), bendecida además por las organizaciones independentistas, que será todo menos fácil. (...)
Pero lo principal es no morir. Y Mas sigue medio vivo y tampoco está agonizante. Primero, porque podrá gobernar con relativa comodidad
(presupuestos aprobados) los próximos meses y porque no se rompe el
pacto de legislatura con ERC. Y ello permite mantener vivo, aunque
zarandeado, el sueño independentista que salió a la luz tras el 11 de
septiembre del 2012.
Y en los nueve meses que quedan, este sueño pude agrietarse
definitivamente (las discrepancias con Duran, una campaña de las
municipales que enfrentará a CiU y a ERC, y el difícil pacto de una hoja
de ruta concreta hacia la independencia) pero también puede
revitalizarse por la fecha escogida para el inicio de la campaña (el 11
de septiembre del 2015) (...)
Y además las fuerzas reacias al independentismo están lastradas por
su inevitable fragmentación política y programática, incluso superior a
la del frente independentista, ya que van desde ICV hasta el PPC pasando
por Ciutadans, Podemos y el PSC.
Y Mas, pese a todos sus graves errores, tiene la imagen más
‘presidencial’. En síntesis, Mas está lejos de haber ganado la batalla,
pero tampoco la ha perdido. Y está todavía medio vivo –y en el Palau de
la Generalitat con TV3 y los Mas media a sus órdenes– pese a
que muchos proclamaron su fallecimiento definitivo en noviembre de 2012.
Y sus contrincantes no están mejor que él. (...)" (Mas, medio muerto pero medio vivo, de Joan Tapia en El Confidencial, en Caffe Reggio, 15/01/2015)
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