18/1/15

El resurgir de Mas no hubiera sido posible sin el concurso de la izquierda

"(...) ¿Qué papel juega la izquierda catalana?

Antes del 9N Artur Mas era un político acabado, pero el sucedáneo de consulta lo cambió todo. No sólo ha cumplido con su promesa, sino que ha encabezado la movilización de 2,3 millones de personas. Y todavía puede engordar más gracias al PP por intentar canalizar su nacionalismo españolista con la fiscalía general del Estado por delante.

Pero lo curioso es que el resurgir del líder de la derecha neoliberal catalana no hubiera sido posible sin el concurso de la izquierda socialdemócrata, transformadora y nacionalista, que en vez de anticipar elecciones autonómicas al no cumplirse el acuerdo de referéndum, han ejercido de salvavidas del presidente más neoliberal de la historia de Catalunya. 
 
La “izquierda real” (ICV-EUIA) se ha doblegado a la estrategia del nacionalismo neoliberal y el independentismo identitario dentro de la dinámica de confrontación España/Catalunya, asustada sin voz propia frente a quienes agitaban las banderas para tapar sus recortes, dándole oxigeno a CIU a costa de erosionar la independencia política de la clase obrera y la izquierda. 

Para el ideólogo Artur Mas ha sido fácil, la eliminación de las pagas extras de los empleados públicos durante tres años, la subida del agua, el copago a los enfermos de larga duración, el tijeretazo a las universidades y a la dependencia, las dobles listas de espera en la sanidad pública para promocionar la sanidad privada, etc., todo ha quedado tapado bajo el manto del nacionalismo, y es que "en una Cataluña independiente no habría habido tantos recortes " (20) (Artur dixit). Y ante este despropósito parece no haber una respuesta seria desde la izquierda catalana. 

El proyecto independentista de Catalunya goza de un gran apoyo por la creencia en el espejismo de que es posible mediante su conversión en un nuevo Estado de la UE, ser tratado como un país centro europeo, de la “Europa linda” (donde se concentra el poder de decisión política, financiera, y tecnológica), de las economías exportadoras y acreedoras, alejarse del intercambio desigual y el empobrecimiento de los países de la periferia y el sur. (...)

Esta creencia es consecuencia en parte de la ineficacia de la izquierda política y social en alejarse de la centralidad de la lucha de clases (burguesía/clase obrera), en no combatir el origen de los problemas de la crisis uniendo los movimientos obrero y populares, en no disponer de un proyecto propio de Estado (la IIIª República), en no batallar contra la ideología pequeño burguesa del “europeísmo” y la “Europa de los pueblos” vinculado a la UE de las transnacionales y el euro y no señalar el verdadero enemigo, que no son los “gandules” del sur, ni los inmigrantes del “tercermundo”, sino el imperialismo alemán, y su arma de destrucción masiva de conquistas obreras, el euro. 

En definitiva, el nacionalismo implica no enfrentar los problemas de clase y los problemas de la crisis, los desplaza para más adelante, cuando seamos independientes. Pero ¿alguien cree que la independencia de Catalunya es una ganga de ocasión para conseguir la ruptura democrática, romper con Bruselas, Frankfurt y Washington, evitar los “rescates” financieros y salir de la crisis?

El nacionalismo también en aras de ese “adn catalán”, hace pasar por amigos a los enemigos, como Artur Mas promotor ideológico de la reforma laboral del PP, igual que Pujol en los años 90 promoviera los contratos basura y las ETTs.  (...)"           (Miguel A. Montes , Rebelión, 15/01/2015)

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