"(...) ¿Quién roba a Catalunya?
Catalunya es la
comunidad más rica de España con el 18,7% del PIB, casi cuadruplica la
media española, y dispone la cuarta renta por habitante, un 17% por
encima de la media estatal.(...)
Los independentistas dicen que la causa del subdesarrollo social en Catalunya se encuentra en el expolio fiscal.(...)
Las verdaderas causas son la gran concentración de la riqueza en una
minoría de la población que goza de una gran influencia en la vida
política catalana que ha dirigido el país en los últimos 35 años.
Catalunya es una de las comunidades que más recortes ha aplicado a pesar
de disponer un gasto social que sólo representa el 73% de la media de
la UE15. Las políticas neoliberales llevadas a cabo a ambos lados el
Ebro en los últimos 21 años (1993-2014) han frenado el incremento del
gasto público social por habitante pues desde entonces se recauda para
reducir prioritariamente el déficit del Estado en lugar de reducir el
déficit social de Catalunya y de España. Nadie con dos dedos de frente,
puede dejar de ver en tales políticas aplicadas por la Generalitat su
naturaleza de clase. (...)
Es totalmente maniquea e imparcial la declaración de la Assemblea Nacional de Catalunya
de que el Estado español perjudica a los catalanes en sus posibilidades
de mantener y acrecentar el nivel de vida y bienestar social.
Maniquea
porque ni el Govern de CIU es bueno y ni los gobiernos del PP-PSOE son
únicamente los malos. Imparcial porque desde 1980 todos los
gobiernos de CIU y su respaldo a las políticas estatales de PP-PSOE son
las que tienen que ver con el deterioro del nivel de vida y bienestar
social en Catalunya.
CIU ha pactado con el PP
anticatalanista y a la inversa, cuando ha sido necesario defender los
intereses de las oligarquías financieras españolas legislando contra los
trabajadores del norte y del sur. El gobierno de CIU ha hecho cátedra
de neoliberalismo, llegaron a tildar de “blando” a Rajoy por su última
reforma laboral, exigiendo una mayor bajada de los salarios y el coste
del despido de los trabajadores. (...)
El verdadero problema fiscal tan agitado por ambos nacionalismos no es de carácter territorial (expolio hacia Catalunya versus insolidaridad hacia España), sino el que existe entre las clases sociales. Tanto
en Catalunya como en España se gastan en su Estado de Bienestar mucho
menos de lo que corresponde por su nivel de desarrollo económico. (...)
En consecuencia tanto en Catalunya como en España hay suficiente riqueza
para recaudar dinero, mantener y ampliar el Estado de Bienestar. Sin
embargo, mientras en la UE15 se destina el 26% del PIB a Estado de
Bienestar, en España es del 21,3% y Catalunya el 17,8% (15). No es que
no haya dinero, es que no se recauda. (...)
Es decir, que mientras a los trabajadores se nos imponen toda una serie
de sacrificios se mantienen toda una gama de privilegios fiscales al
gran capital español y extranjero, que sólo supone el 8% de los ingresos
fiscales. ¿No debiera de indignar esto más a nuestros gobernantes que
el restregado expolio fiscal hacia Catalunya? (...)
Es evidente que los partidos que hoy encabezan el debate nacionalista, y
que gobiernan a los dos lados del Ebro, han sido responsables en la
aprobación de leyes y presupuestos en ambos parlamentos para hacer pagar
la crisis a los trabajadores y dejar de recaudar dinero a los fondos
públicos para desfiscalizar las ganancias del capital, perjudicando y
subfinanciando el Estado de Bienestar.
Y sí, roban a Catalunya, roban a
España, pero ese mayor robo que cometen las oligarquías financieras
hacia los trabajadores, es un robo clasista y no territorial, que
amparan los gobiernos neoliberales. (...)
Como vemos, el razonamiento de que Catalunya dispondría de mayores
recursos si se independizara de España, cae por su propio peso. El
verdadero expolio fiscal y subdesarrollo social que existe es entre las
clases sociales, y tanto los gobiernos de Madrid como el de Barcelona
defienden, respaldan e incentivan los intereses del capital contra los
intereses de los trabajadores catalanes, madrileños, andaluces, etc.
Una
Catalunya independiente o con un concierto fiscal diferenciado no es
garantía para superar el diferencial negativo de gasto público social. (...)" (Miguel A. Montes , Rebelión, 15/01/2015)
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