23/1/15

Cataluña goza de una situación de superávit en su comercio con el resto de España. Por eso tiene déficit fiscal.

"(...) tenemos que abordar la relación fiscal y comercial contractual de Cataluña con España. En el primer caso (la relación fiscal) Cataluña padece una situación de déficit; y en el segundo caso (la relación comercial) Cataluña goza de una situación de superávit en sus vínculos comerciales con el resto de España.

 Es decir, el fenómeno por el que aparentemente en la relación fiscal, Cataluña sale perjudicada en sus nexos con el resto de la península (e islas adyacentes), es el mismo que le permite salir favorecida en la balanza exportaciones-importaciones con el resto de las regiones españolas, con un peso considerable a favor de las primeras. 

Y es que el déficit fiscal catalán con el gobierno español y que tanta disputa es objeto, a la hora de redistribuir los recursos del presupuesto nacional central entre las distintas comunidades autónomas, es el mismo que le permite salir airosos a los catalanes, con un saldo favorable en el importante par económico exportaciones-importaciones a favor de las primeras. Como puede verse el déficit fiscal de Cataluña es al mismo tiempo el que posibilita financiar sus exportaciones al resto de España. 

Puede parecer rocambolesco, pero así funciona la economía entre Cataluña y España: los españoles compran a los catalanes con el dinero que antes han recibido de éstos (a través de la aportación fiscal de Cataluña a la hacienda española), y los catalanes logra vender sus mercancías al resto de España, porque antes han entregado a los españoles el dinero, con el cual éstos le comprarán sus producciones (7). Un bonito juego que ha funcionado hasta que la crisis mostró la fragilidad que lo sostenía.

Como el superávit comercial catalán antes dicho equilibra el déficit fiscal también mencionado, y como el padecimiento que se sufre con el segundo queda neutralizado con el gozo que se disfruta al disponer del primero, casi no hay que demostrar que la situación no tiene solución.

Queda sin embargo una fácil objeción: eliminando el “fatídico” déficit fiscal que agobia a Cataluña, razonarían sus ciudadanos, los productores catalanes buscarían mercados sustitutos para sus productos, los mismos que antes iban al mercado español, y que ahora, se tornaría insolvente, en el supuesto de una hacienda propia. 

Pero ese es el gran problema de la economía-mundo capitalista, la falta de mercados, la insuficiente demanda solvente, pese a que vivimos en un mundo en el que, para casi el 90% de de la población falta de todo.

Es la crisis sistémica del capitalismo la causa del comienzo de la insolvencia de la economía catalana, y no sólo de ella; es el inicio de ese proceso de “cansancio” en la incesante acumulación de capital en la región de Cataluña (no importa lo rica que sea o haya sido, nunca identifiquemos al capital con cosas materiales, aunque sean éstos, alguna de la formas en que éste se manifieste), es el agotamiento de las condiciones para la inversión de capital con criterios de rentabilidad y eficiencia capitalista los que hacen de Cataluña, ni aún independiente ni con hacienda propia, pueda sostener los niveles de consumo y servicio que en otros momentos pudo sostener y disfrutar. (...)"        (Rodolfo Crespo (España) , Rebelión, 16/01/2015)

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