"Me lo contaron en Bruselas hace tiempo, como anécdota de café entre
burócratas europeos. Sucedió allá por 2018, cuando aterrizaron en la
sede de la Unión Europea los legítimos representantes del Estado vasco
recién independizado del Reino de España por mutuo acuerdo. (...)
Lo primero que debe quedar claro es que los vascos ostentamos el
derecho unilateral a definir cuál va a ser nuestro estatus dentro de la
Unión, como parte del derecho humano fundamental de decidirlo todo
garantizado por la ONU.
Hombre, bueno, verán ustedes, farfullaron los
burócratas, la Unión no admite esa posibilidad; ustedes ingresan como un
país más de los 32 que componen Europa y tendrán el mismo estatus que
cualquier otro país, es decir, el que definen las normas de la Unión.
Ese estatus puede cambiar si todos los miembros lo deciden así, pero no
es lógico ni hacedero que quien forma parte de una asociación pretenda
definir unilateralmente su estatus de socio, ¿lo entienden, verdad?
Nuestros representantes fruncieron el ceño: mal empezamos si no se
respeta nuestro derecho a decidir, pero… sigamos. También debe quedar
claro que la relación del Estado vasco con la Unión Europea será
bilateral y de igual a igual, sin que ninguna de las partes esté
sometida a la otra.
De nuevo sorpresa y rictus de incomprensión: verán,
ustedes como Estado miembro serán iguales a todos y cada uno de los
demás Estados miembros, sin sumisión ninguna.
Pero con respecto a la
Unión en su conjunto, es obvio que su Estado estará subordinado al
conjunto y que el Derecho europeo que ya existe o se vaya creando en la
Unión prevalecerá automáticamente sobre el suyo propio. La parte no
puede tener el mismo trato que el todo, ¿no?
Y en cuanto a la relación
bilateral, verán, aquí los Estados se relacionan multilateralmente en
las instituciones europeas (el Parlamento, la Comisión, el Consejo,
etc.) y con su hacer común crean las decisiones de la Unión. Pero nadie
tiene una relación bilateral con la Unión, salvo los países terceros
como China o USA. Si son ustedes un miembro de un grupo no pueden a la
vez ser un extraño al grupo.
El ceño ya francamente disparado, … una cuestión más: naturalmente,
en el futuro surgirán roces y desacuerdos entre Euskalherria y la Unión,
no seamos ingenuos. Seguro que la Unión trata de invadir nuestras
competencias propias y limitar nuestro autogobierno, nos ha pasado
siempre con todos desde el neolítico, así que necesitamos que queden
claras dos cuestiones: primera, nuestras competencias estarán blindadas y
nadie, menos aún la Unión, podrá tocarlas en lo más mínimo; segunda,
para los casos de desacuerdo, tendremos un Tribunal o Comisión Mixta
compuesto a partes iguales de tres representantes de la Unión y tres del
Estado vasco que decidirán las cuestiones conflictivas por mayoría de
votos.
Miradas de asombro, meneo de cabezas. Pero, miren ustedes, en la
Unión nada está blindado salvo los derechos humanos. El Tratado
constitutivo fija unos títulos generales de actuación de la Unión y los
vamos desarrollando progresivamente en un sentido creativo, con el
acuerdo de todos.
Reconocemos, cómo no, el principio de subsidiariedad
en virtud del cual las políticas deben hacerse cuando sea posible en el
nivel más cercano al ciudadano, pero la determinación del nivel posible
está siempre abierta. Y para decidir las controversias tenemos un
Tribunal de la Unión compuesto de Magistrados independientes que
representan a toda la Unión, no a ningún país en particular. Sus ideas
sobre las relaciones federales son más bien peculiares, si no les
molesta que se lo digamos.
Cabreo abierto… ¿Y el Concierto? ¿Qué concierto? Bueno, pues el que
tendremos como derecho histórico santificado en la tradición foral: es
decir, el Estado vasco recauda por sí todos los impuestos y se queda con
ellos, salvo una cuota que pagaremos a Bruselas calculada como una
fracción proporcional a nuestro PIB sobre el coste estricto del aparato
burocrático de la Unión.
El coste del aparato, ¿eh?, nada de pagar parte
de las ayudas a los países más pobres o las transferencias a los
sectores necesitados o cualquier otro fondo de solidaridad. Los
bruselenses abrían los ojos: no, miren ustedes, aquí el sistema no es
así, aquí eso del concierto no se conoce y la expresión ‘derechos
históricos forales’ no aparece en el acervo común. Parece que hay un
malentendido.
Furia helada. ¿Malentendido? De eso nada, no te jode, lo que pasa es que aquí sois todos unos franquistas. Y se fueron airados.
En Bruselas todavía se sonríen cuando se acuerdan. Aunque, la verdad
es que con lo de la invasión china de Rusia no hay mucho tiempo para
chanzas." (EL CORREO 14/12/14, J. M. RUIZ SOROA, en Fundación para la Libeertad)
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