25/11/14

Mas, un político neoliberal, se pasea por el mundo con el apoyo de la izquierda. Hasta que aparece PODEMOS

"(...) Una de las características más extraordinarias del “proceso” es que lo lidera un político neoliberal, pero se pasea por el mundo con una saca que incluye a la gran mayoría de electores de izquierdas de la comunidad.

Es una dinámica curiosísima, pero ha funcionado muy bien hasta ahora en un ambiente mediático que todo lo hace pasar por el aro del debate soberanista. Los medios hace tiempo que no cuentan los votos en el eje izquierda-derecha, sino a favor o en contra del “proceso”, con lo que incluso los votos que aspiran a castigar con dureza a Artur Mas (como los anticapitalistas de la CUP y los de la izquierda alternativa de ICV-EUiA) al final del día se contabilizan en el campo soberanista que lidera el presidente de la Generalitat.

Hasta ahora no había forma de escapar de esta trampa porque todas las izquierdas emergentes avalan el “proceso”, ya sea porque comparten el entusiasmo nacionalista del president, porque sienten que no tienen más remedio que seguir la corriente al jugar en un terreno de juego que han definido sus rivales o porque creen sinceramente estar empujando al precipicio a un Kerensky cuyo hundimiento dará paso a la Revolución. 

El resultado es que muchos electores de izquierdas votan en clave social, pero sus votos acaban contabilizándose siempre en clave nacional, en la saca de Mas. 

Todos los caminos de la izquierda catalana acababan conduciendo a Mas, no importa cuán duro se sea con él en la tribuna del Parlament. Y este fenómeno tan difícil de sortear para un elector de izquierdas es el que explica en buena medida por qué el Parlament tiene una correlación de fuerzas tan clara a favor del proceso soberanista: casi todo votante de izquierdas acaba cogiendo una papeleta que luego se cuenta en el campo del “proceso”.

Hasta la irrupción de Podemos.

Lo relevante de Podemos no es si su programa apoya o no el derecho a decidir o qué postura toma ante el 9-N, pese a la presión mediática que sufre por tierra, mar y aire para que se defina. Lo relevante es que a esta formación no se la podrá sumar nunca ni en el campo que lidera Mas ni en el de Rajoy. (...)

Con independencia del apoyo electoral que Podemos acabe teniendo en Catalunya, su mera existencia cambia el tablero porque acaba con esta anomalía de que todo elector de la izquierda emergente en Catalunya tenga que pasar por el trágala de verse contado para un “proceso” que, por mucho apoyo popular que tenga, encabeza el presidente más neoliberal que ha tenido la Generalitat."          (Pere Rusiñol  , eldiario.es, 04/11/2014)

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