"(...) Pero, sí tenemos resultados sobre el sentimiento de pertenencia de los
catalanes: de finales de los 70 del pasado siglo a principios de 2012,
los catalanes que afirman sentirse «solo catalanes» se mueven entre el
15% y el 20%. (...)
El Institut de Ciències Polítiques i Socials –centro adscrito a la
Universidad Autónoma de Barcelona– señala que el porcentaje de
independentistas oscila entre el 12% y el 22% durante el período
1991-2010. Posteriormente, el porcentaje aumenta: 2011 (30%), 2012 (42%)
y 2013 (43%). Para el oficial Centre d´Estudis d´Opinió (CEO), el
independentismo llega al 49,1% en 2014. (...)
¿Qué ha ocurrido en Cataluña durante los últimos años? Recapitulemos:
1)
el sentimiento de «nación catalana» y de pertenencia «solo catalana» se
mantiene estable en la parte media baja de la estadística; 2) la
preferencia independentista aumenta hasta el 43% –el 49,1% según el CEO–
coincidien—do con la movilización nacionalista que se acelera en 2012.
Cosa que desmiente la teoría del nacionalismo catalán según la cual la
progresiva concienciación «nacional» de los catalanes, así como la
creciente demanda de soberanía que se expresa reivindicando el llamado
«derecho a decidir», sería el resultado del «tradicional expolio fiscal»
que padecería Cataluña y de la sentencia restrictiva del Tribunal
Constitucional (2010) sobre el Estatuto.
La clave de la deriva
independentista hay que buscarla en otro lugar: en la agitación
nacionalista. Agitación. Pero, ¿qué agitación? No solo de agitprop
vive el «proceso» catalán. Y no solo gracias al agitprop se difunde la
ideología y el programa nacionalistas. Hay algo más.
El nacionalismo
catalán tiene su grado de sofisticación. Concreto. En 1989, el
psiquiatra estadounidense Robert Jay Lifton reedita un trabajo –Reforma
del Pensamiento y la Psicología del Totalismo– en el que analiza el modus operandi
de quienes pretenden condicionar y dirigir la opinión y acción de los
individuos.
Al respecto, el autor indica los ocho criterios de una
«reforma del pensamiento» que conducen al «totalismo» entendido como «la
conjunción de una ideología inmoderada con unos rasgos de carácter
individual igualmente inmoderados, un terreno de reunión extremista
entre la gente y las ideas».
Los ocho criterios: 1) control del entorno,
2) manipulación mística, 3) demanda de pureza, 4) confesión, 5) ciencia
sagrada, 6) carga del lenguaje, 7) la doctrina predomina sobre la
persona y 8) dispensación de la existencia.
El nacionalismo catalán ha
elaborado y difundido un relato que responde a los ocho criterios
propuestos por Robert Jay Lifton. A saber:
1. control del entorno (un
discurso que se propaga viralmente por unos medios que colaboran
activamente en la labor),
2. manipulación mística (Cataluña entendida
como revelación, intuición, certeza y verdad indiscutible que ha de
tomar cuerpo y forma nacionales por ser lo que es),
3. demanda de pureza
(el buen nacionalista que participa en el «proceso» por el bien de la
«nación»),
4. confesión (declaración y celebración de la disolución del
individuo en el grupo una vez aceptada la verdad),
5. ciencia sagrada
(la nación incuestionable con su tradición, héroes, principios,
objetivos, valores, tácticas y estrategias),
6. carga del lenguaje (una
neolengua –«derechos históricos», «derecho a decidir», «democracia»,
«legitimidad» o «expolio»– que connota el discurso, establece una verdad
irrefutable por definición y provoca acontecimientos),
7. la doctrina
predomina sobre la persona (el individuo actúa en consonancia con el
destino predeterminado de la «nación»),
8. dispensación de la existencia
(el individuo «existe» en la medida que pertenece al grupo o se integra
en el mismo). (...)
Y el caso es que este totalismo –una forma de populismo– ha encontrado
eco en una población maltratada por la crisis y necesitada de sueños y
chivos expiatorios a quien cargar la culpa de lo que sucede. De todo lo
que sucede. Me remito, otra vez, a las encuestas.
La última entrega del
CEO –octubre 2014– afirma que el 42% de los nuevos independentistas lo
son por «la actitud del Gobierno español sobre Cataluña» y el 13,4%, por
el «tema económico». Según la dirección del CEO, se habrían fabricado
400 independentistas diarios en los dos últimos años. La agitación y el
totalismo han hecho su trabajo. (...)
¿Para cuándo el relato desacomplejado del «no» a la independencia que
refute el totalismo nacionalista con sus falacias y ficciones?" (ABC, Miquel Porta Perales, Tribuna Libre, 11/11/2014)
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