Su libro El derecho a delirar es imprescindible para entender, a ritmo de carcajada, lo que pasa en Cataluña. El padre del nacionalismo, Prat de la Riba, ya confesó que esta ideología era obra del odio. Pero nuestro periodista lo actualiza:
“Los planes de Pujol se han cumplido a la perfección. Tras 30 años de agitación y propaganda en aulas y medios de comunicación, el desprecio original hacia todo lo español ha evolucionado claramente hacia el odio.
Con la bendición de los gobiernos españoles,
sin distinción ideológica, que lo han tolerado a cambio de unos votos y
que ahora, después de haber contribuido al desastre, se escandalizan y
se rasgan las vestiduras. (…)
“Carme Forcadell (ANC) y Muriel Casals
(Òmnium) son 2 mujeres cargadas de odio, y el odio es la mejor manera
de medrar en la Cataluña actual. También son hipócritas y jesuíticas,
pues siempre insisten en el tono ‘festivo’ de sus propuestas, como si
hubiese algo mínimamente festivo en querer cargarse un país.
Siempre dicen que ‘no van contra nadie’, cuando es evidente que no ven la hora de deshacerse del resto de los españoles
(…)
Y ambas, como buenas independentistas, presentan como amor a lo
propio lo que solo es odio a lo (que han decidido que sea) ajeno. (…)
Estas 2 señoras
-entre mucho más personal- han convencido a cientos de miles de
catalanes de que viven oprimidos. Y muchos se lo han creído, pues es
un chollo saber que si no das más de ti no es por culpa tuya, sino
porque hay alguien que te está jodiendo a base de bien desde tiempo
inmemorial. Por lo menos, desde 1714. (…)
El odio es una
estupenda fuente de vida, sobre todo para esa gente elemental,
estrepitosa y mezquina que tanto abunda en todas partes. Disfrazar el odio de patriotismo ha sido el gran hallazgo del nacionalismo catalán.
Tú te haces nacionalista y, como por arte de magia, dejas de ser un
sujeto insolidario, egoísta y miserable para convertirte en un patriota.
Y en algo todavía mejor: una víctima de la maldad de tus vecinos. (…)
Hoy día, España te
permite ser español a tu manera, pero Cataluña no te deja ser catalán a
tu manera. Esa actitud tiene un nombre muy feo. Se llama fascismo y lleva tiempo asomando la patita por mi querida comunidad autónoma”." (Dolça Catalunya, 08/11/2014)
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