"(...) Más allá de que la consulta tenga un formato de votación no vinculante, lo que hasta ahora ha impulsado la Generalitat se parecería más bien a una masiva recogida de firmas. (...)
No hay censo
La movilización de este 9-N
tendrá urnas y papeletas. Pero no hay censo. Las personas se acercan al
punto de voto y se identifican con el DNI para evitar que una persona
pueda depositar su papeleta dos veces. La principal reserva
ético-política para este mecanismo es que como resultado se configura un 'listado de buenos catalanes' que han participado en la gran movilización cívica de país.
La ausencia de censo es la principal diferencia que alega la
Generalitat para que el proceso participativo no pueda considerarse una
consulta propiamente dicha. El remedo de censo se autoconstruye cada vez
que una persona vota (...)
Carece de cobertura legal de la Generalitat
La Generalitat no ha regulado la nueva consulta. No se apoya en ningún decreto, no existe marco legal que se pueda recurrir (...)
Los funcionarios se inhiben en favor de los voluntarios
Los funcionarios no van a tener un papel activo en la consulta. La amenaza de inhabilitación que pesaba sobre ellos ha sido suficiente para que la Generalitat preserve a su personal público.
Ahora son los casi 40.000 voluntarios, la mayoría movilizados por la
Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), los que han asumido el proceso de
organización, instalarán las urnas, configurarán las mesas y llevarán a
cabo el recuento inicial en su primera fase.
Esto supondría un problema de falta de garantías si se estuviese hablando de un referéndum al uso.
Pero carece de importancia si lo que se está llevando a cabo es un acto
de libertad de expresión de un colectivo concreto, en este caso, de
manera mayoritaria, los independentistas catalanes.
Las papeletas se imprimen por los votantes
Los
votantes pueden imprimir la papeleta con la doble pregunta en su casa.
La telematización e internet diluyen el peso organizativo de la
protesta. (...)
No existe el voto nulo
Otro factor que marca distancias con un proceso refrendario es que no existe un voto nulo. Todos los ciudadanos que quieran pueden introducir en la urna algo diferente a la papeleta.
Se pueden proponer candidatos a la Generalitat, protestar contra los
recortes o, incluso, bromear… y todo esto, en principio, también será
recogido en el recuento. La clave radica en la expresión de los
participantes, no la rigurosidad de la normativa. (...)
Lo importante no es el recuento, sino la participación
Para acabar, el resultado final es indiferente.
Todos los actores dan por hecho que el 'sí' será muy mayoritario. Pero
como en una manifestación lo relevante será la participación, no el
recuento de las respuestas. Los partidos proconsulta obtuvieron en las
últimas autonómicas 2,1 millones de votos. Y los promotores del 9-N esperan una cifra similar de participación. (...)
Y la lectura política que se pueda hacer no determinará la futura
independencia de Cataluña pero sí el apoyo que tiene el independentismo a
finales de este año." (Marcos Lamelas
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