"(...) South of the border, en Westminster, reina el caos. Cameron se ha comprometido a honrar su promesa de devo-max a
Escocia en enero de 2016 (conceder amplios poderes fiscales, de gasto y
bienestar, como los que tiene ya la Generalitat).
Pero ha destapado la
caja de los truenos generando una discusión sobre la estructura
administrativa del país, un problema extraordinariamente complicado que
requiere amplios consensos entre los grandes partidos que ,con unas
elecciones nacionales a la vuelta de la esquina, va a ser casi imposible lograr. Las consecuencias del referendum en el resto del país son complejas:
- la cuestión west Lothian: Cameron dice ahora que quiere unir la devo-max
a la prohibición de que los diputados escoceses puedan votar y decidir,
como hasta ahora, en asuntos que atañen sólo a los ingleses
(los diputados ingleses no pueden decidir sobre asuntos “devueltos” a
Escocia).
Opina por ejemplo que no tiene sentido que puedan votar los
tipos impositivos para los ingleses cuando sólo el parlamento escocés va
a decidir los tipos impositivos para los escoceses Miliband, líder del Labour, se niega porque señala que se crearían “dos clases de diputados“… y porque no podría gobernar sin el apoyo de sus 41 diputados escoceses en cuestiones inglesas.
- la rebelión tory: la bancada tory exige que la
devolución de poderes fiscales a Escocia vaya acompañada de una
reducción de los fondos asignados al para el Tesoro escocés, pues serán
ellos quienes podrán ya recaudar.
-el separatismo escocés quiere más: envalentonada por el resultado, Nicola Sturgeon -sucesora de Salmond- irá a por máximos, lo que ya se conoce como devo super max. Más gasolina (agravios y victimismo) para nutrir el separatismo escocés.
-el té para todos y la reforma constitucional: la
gente del resto del RU -Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte- no
entenderán por qué no pueden tener los mismos poderes que se van a
devolver a Escocia. Comienza a emerger la necesidad de llevar a cabo una reforma constitucional en sentido federal, como la que ya existe en España.
Asuntos de tanto calado requieren tiempo, pero tras la promesa
realizada al final de la campaña por el NO, ahora debe suceder a ritmo
de sprint. Miliband ya pide una “convención constitucional” para considerar la cuestión este otoño, y las elecciones generales asoman en el horizonte.
- la rebelión inglesa: el reto no está en Cardiff ni
en Belfast sino en Londres. ¿Cómo construir un federalismo equilibrado
para todo el país cuando Inglaterra representa el 85% de la población
del RU?. Además el referéndum ha despertado la bestia dormida del nacionalismo inglés.
Muchos tories están furiosos por las concesiones a Escocia en los
últimos días de la campaña. Se pide ya la creación de un Parlamento
Inglés. Si Cameron no consigue el “english votes for english laws”
tendrá problemas; si lo consigue, el RU puede ser ingobernable
(imaginen un gobierno laborista sin mayoría sobre asuntos ingleses).
Mientras tanto, el UKIP de Nigel Farage explotará el resentimiento inglés generado en este proceso.
El referéndum escocés ha envenenado el futuro de Gran
Bretaña. Su Constitución no escrita ha sido arrojada al aire y nadie
sabe dónde van a caer las piezas. El voto sobre este asunto no ha traído
unidad, como proclama Artur Mas, sino inestabilidad, ensimismamiento,
deterioro de la convivencia e incertidumbre. Es el fruto del nacionalismo y la irresponsabilidad, y sólo beneficia a los políticos. (...)" (Dolça Catalunya, 22/09/2014)
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