24/4/14

Nadie ha sido capaz de calcular los costes de un proceso de separación, con seguridad excesivos, probablemente insoportables

"(...) Somos federalistas también porque no somos independentistas. Y no somos independentistas, no por no querer lo suficiente a Cataluña, sino porque creemos que la independencia sería altamente perjudicial para Cataluña, para España y para la integración europea.

Es perjudicial para Cataluña, porque la pérdida de dimensión económica, cultural, demográfica y política es un grave riesgo. En el mundo en que vivimos, perder tamaño es perder oportunidades.

 Nadie ha sido capaz de calcular los costes y las incertidumbres de un proceso de separación, con toda seguridad excesivos, probablemente insoportables. Por no hablar de los riesgos y tensiones de un proceso unilateral que no fuese fruto de un acuerdo en un escenario impensable.

Por otro lado, si Cataluña se separase de España no dejaría de tenerla como vecina. Cataluña puede separarse de España pero no puede abandonar la península ibérica. 

¿Cómo puede beneficiar a Cataluña la separación, el alejamiento traumático de sus vecinos más inmediatos, que serán siempre sus vecinos y con los que siempre le convendrá tener las mejores relaciones posibles?

 Incluso la separación más tranquila que se produjo en Europa, la que dio lugar a las Repúblicas checa y eslovaca, supuso que países que antes habían sido uno de repente se diesen la espalda y sus intercambios de toda índole se redujeran espectacularmente.

La secesión perjudicaría a los ciudadanos, que a partir de ese momento se verían obligados a considerar como extranjeros a buena parte de sus conciudadanos, de repente deberían considerar como extrañas cosas que les eran propias, y la mayoría de ellos sufrirían al ver desgarrarse sus identidades plurales y compartidas.

La secesión sería perjudicial para España, exactamente por los mismos motivos que lo sería para Cataluña. La pérdida de peso económico, cultural, demográfico y político, nos haría perder oportunidades. (...)"          (Miquel Iceta, El Siglo, en Diari de Miquel Iceta, 14/04/2014)

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