"(...) Somos federalistas también porque no somos independentistas. Y no
somos independentistas, no por no querer lo suficiente a Cataluña, sino
porque creemos que la independencia sería altamente perjudicial para
Cataluña, para España y para la integración europea.
Es perjudicial para Cataluña, porque la pérdida de dimensión
económica, cultural, demográfica y política es un grave riesgo. En el
mundo en que vivimos, perder tamaño es perder oportunidades.
Nadie ha
sido capaz de calcular los costes y las incertidumbres de un proceso de
separación, con toda seguridad excesivos, probablemente insoportables.
Por no hablar de los riesgos y tensiones de un proceso unilateral que no
fuese fruto de un acuerdo en un escenario impensable.
Por otro lado, si Cataluña se separase de España no dejaría de
tenerla como vecina. Cataluña puede separarse de España pero no puede
abandonar la península ibérica.
¿Cómo puede beneficiar a Cataluña la
separación, el alejamiento traumático de sus vecinos más inmediatos, que
serán siempre sus vecinos y con los que siempre le convendrá tener las
mejores relaciones posibles?
Incluso la separación más tranquila que se
produjo en Europa, la que dio lugar a las Repúblicas checa y eslovaca,
supuso que países que antes habían sido uno de repente se diesen la
espalda y sus intercambios de toda índole se redujeran
espectacularmente.
La secesión perjudicaría a los ciudadanos, que a partir de ese
momento se verían obligados a considerar como extranjeros a buena parte
de sus conciudadanos, de repente deberían considerar como extrañas cosas
que les eran propias, y la mayoría de ellos sufrirían al ver
desgarrarse sus identidades plurales y compartidas.
La secesión sería perjudicial para España, exactamente por los mismos
motivos que lo sería para Cataluña. La pérdida de peso económico,
cultural, demográfico y político, nos haría perder oportunidades. (...)" (Miquel Iceta, El Siglo, en Diari de Miquel Iceta, 14/04/2014)
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