"(...) Pero que Euskadi estafa al resto del país desde hace siete lustros,
eso resulta ser una verdad más grande que la catedral de Burgos. Euskadi
sí nos roba. Y de modo descarado, además.
Ponderando todo lo ponderable
–niños, viejos, dispersión de la población–, es tan sabido como callado
que el País Vasco y Navarra nos usurpan una financiación por habitante
muy superior a la de cualquier comunidad de las de régimen común.
Asunto, por cierto, al que en absoluto resulta ajeno el berrinche
levantisco de los catalanistas.
Al cabo, los micronacionalistas catalanes también son humanos. ¿Cómo
no entenderlos, al menos en parte, cuando dos de los territorios más
ricos del país no solo no aportan nada, ni un céntimo, a la Hacienda
común, sino que ni tan siquiera pagan lo que les correspondería por
disfrutar de los servicios que les provee el Estado?
Que Valencia,
Murcia, Castilla-La Mancha y Canarias estén financiando hoy al País
Vasco resulta una extravagancia hacendística tan escandalosa que únicamente las pistolas humeantes de ETA la pueden explicar.
Y vaya si la explican. Por desgracia, el nacionalismo no es enfermedad
que se cure viajando.
Pero algo ayudaría a calmar sus síntomas más
virulentos el acabar de una vez con agravios comparativos tan obscenos
como el del régimen foral vasco-navarro. Urkullu lo sabe. Por eso sus
mutismos." (LIBERTAD DIGITAL 21/04/14, JOSÉ GARCÍA DOMÍNGUEZ, en Fundación para la Libertad)
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