14/4/14

En una Cataluña independiente, Barcelona podría autoerigirse en circunscripción soberana y decidir no pagar impuestos para Tarragona.

"(...) si las fronteras son arbitrarias, no es posible justificarlas ni defender legítimamente un cambio. Ni siquiera sirve la regla de la mayoría, por dos razones. 

Porque las mayorías varían en función de la circunscripción: como en el cuento de nunca acabar, en una Cataluña independiente, Barcelona podría autoerigirse, circularmente (porque así lo sientan ellos, y granjeándose de antemano la posibilidad de ser mayoría), en circunscripción soberana y decidir entonces que no pagarán impuestos para Tarragona. 

Y porque quien en un colectivo mancomunado puede abandonar el barco a su antojo, dispone siempre de una capacidad de chantaje que pervierte la deliberación por el interés general y elimina de raíz la propia esencia de la comunidad política: la solidaridad o, lo que es lo mismo, la reciprocidad de derechos y obligaciones.

De la circularidad que radica en la pregunta acerca del origen del demos sólo se sale haciéndonos cargo de la arbitrariedad pero nunca tratando de justificar su cierre apelando a la lengua, a la historia, a la etnia o al sentimiento.

 Por suerte el derecho internacional sólo permite alegar invasión, expolio u opresión: tres circunstancias que, asociadas con Cataluña, han hecho reír a una comunidad internacional que les ha cerrado la puerta.

Los Procustos, que nunca entienden que el todo es más complejo que las partes, harían bien en entrar en la modernidad, con tres siglos de retraso, y aceptar que no hay lecturas justificables al margen de las unidades morales: las personas. España, como Estado social y democrático de Derecho, es pluralista y talla los derechos individualmente. Sólo así se hace justicia con quienes arbitrariamente nacen dentro de sus fronteras.(...)"    (

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