14/4/14

Un federalista no habría de dudar a la hora de saberse catalán y español

"(...) Un federalista no habría de dudar a la hora de saberse catalán y español, y en el mismo momento en que esa dualidad estuviera amenazada, salir a la calle con una bandera en cada mano. Ese ha sido uno de los mensajes que el canadiense Stéphane Dion, un federalista cabal, ha dejado en su reciente paso por España.

 Sin la doble y desacomplejada reivindicación, la de ser español y la de ser catalán, no se puede salir del marco mental nacionalista. Cuando un partido no falta a su cita el 11 de septiembre para poner flores a la estatua de Rafael Casanova, héroe improbable y mártir imposible de 1714, en una ceremonia de añejo nacionalismo romántico, pero siente temor de salir a la calle el 6 de diciembre para festejar una Constitución moderna, democrática e inclusiva como la de 1978, es hora de hacer examen de conciencia… federal.

He dicho antes que el federalismo es posiblemente la forma natural de comunidad política en España. Con ello quiero decir que tanto el centralismo como la ruptura son aberrantes. Pero, ante todo, federar es unir, y no hay unión sin tramas en común, y lo común está cifrado en los símbolos. 

Tras siglos de convivencia, hay en España densas tramas de elementos comunes que necesitan ser puestas en valor si cualquier proyecto federalista ha de prosperar. Déjense los federalistas fotografiar con la bandera constitucional española, participen en los actos que festejan la Constitución más exitosa de nuestra historia, defiendan la presencia equilibrada de la lengua española en las escuelas, sacúdanse los complejos y su federalismo resultará creíble y viable. Verán, además, lo rápido que surgen aliados y recuperan el terreno perdido.

En España somos muchos los que sentimos una firme y afectuosa lealtad a los rasgos propios de Cataluña. Pero necesitamos saber que al otro lado hay federalistas que no se avergüenzan de ser españoles.

 El PSC ha sido valiente posicionándose contra un discurso hegemónico asfixiante. Ahora toca combatir esa hegemonía abogando resueltamente por lo común. Sé que no es fácil: 40 años después, los españoles, incluso los nacidos en democracia, tenemos dificultades para sostener una idea sustantiva de España sin ver el espantajo franquista. (...)"            ( , El País, 4 ABR 2014)

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