"El espectáculo de un dirigente político, o de varios, diciendo a quienes
le quieren oír y sobre todo creer, que una parte escindida de un Estado
existente quedaría como si nada hubiera ocurrido dentro de la Unión
Europea, al amparo de sus tratados e instituciones ha sido tildado,
quizá no sin razón, de cómico y de ridículo.
Sobre todo si tales
declaraciones no obtienen la confirmación ni el respaldo de ningún país
ni institución solventes. Quienes así se expresan saben perfectamente
que una parte de un Estado que se escinde, al margen del sistema legal
del país de que se trate, queda automáticamente fuera de la UE.
Que
insistan una y otra vez en que seguirán siendo ‘Europa’, sin mediar nada
entre la salida segura y la futura entrada posible, produce a muchas
personas sensación de vergüenza ajena y de oprobio propio. La sensación
entre los ciudadanos avisados de que les están tratando de estúpidos es
abrumadora. (...)
Conocen que la escisión unilateral en su momento de Kosovo, por ejemplo,
hace que ese país siga ahí después de tantos años, sin que ni siquiera
haya llegado a formar parte todavía de la Organización de Naciones
Unidas. Por eso resulta humillante para quienes les escuchan oír su
prosopopeya. (...)
El Tratado de la Unión está escrito, como el resto, cualquiera puede
leerlos, se trata de sociedades de cultura escrita, prácticamente sin
analfabetismo, con grupos amplios de personas que han alcanzado niveles
altos de formación escolar e incluso académica, y en las que la mayoría
tiene acceso ilimitado a cualquier información por medio de Internet.
Cierto que no es lo mismo instrucción que educación. En los artículos 49
y 50, por ejemplo, se explicita qué procesos se seguirán en el caso de
una solicitud de ingreso en la Unión por parte de un Estado, así como
los de salida de la Unión para un Estado que pertenezca a la misma. (...)
Dicho esto, resulta que para lograr una legitimidad en una propuesta que
se plantea de manera que parece no sostenerse jurídicamente, los
representantes políticos que desean llevarla adelante buscan encontrar
apoyos en voces autorizadas en autoridades o instituciones
internacionales.
Por otro lado, también en la respuesta se busca la
intervención de una autoridad representativa, cuanto más arriba en la
escala burocrática mejor, para que el ‘gran público’ llegue a ser
consciente de cual es la realidad que surgirá de la puesta en marcha de
los procedimientos que se establecen en el Tratado para salir o entrar
en la Unión
Deben repetir una y otra vez que incluso con el acuerdo con
el propio Estado, el resto de los Estados deberán aceptar al nuevo por
unanimidad. Oír en boca de personas autorizadas, verlo en los medios
especialmente en televisión, lo que puede leerse por parte de la gran
mayoría de los ciudadanos, incluso estudiarse en la escuela que se
debería estar haciendo ya, parece otorgar la credibilidad necesaria a un
discurso o argumento. Está pasando en España pero también en otros
países europeos. Algo falla en nuestras sociedades alfabetizadas." (EL CORREO 10/02/14, MARÍA TERESA BAZO, en Fundación para la Libertad)
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