"(...) Y ahora llega la mala noticia, porque es verdad que ETA ha sido
derrotada… pero no es toda la verdad. El terrorismo de ETA tenía como
propósito imposibilitar el funcionamiento de la democracia
constitucional en el País Vasco y blindar la hegemonía nacionalista a
sangre y fuego, aplicando a sus enemigos la teoría de los tres tercios
del fascista croata Ante Pavelic: un tercio muertos, un tercio
expulsados y el otro, sometidos.
En ese empeño los etarras sacudieron el
árbol, dando la cara brutal, extorsionadora y asesina. Pero otros
recogían las nueces, como muy bien aclara Andoni Unzalu Garaigordibil:
“Cientos de profesores de universidad, miles de funcionarios de la
Administración pública que se sabían blindados e impunes, han utilizado
el terror en beneficio propio.
Para ir creando ámbitos de poder
político, para acceder en desigualdad a esos puestos públicos, para
tomar el control de EITB… Terroristas de salón que nunca han querido
cruzar la frontera del riesgo, pero que han sido la voz pública del
terrorismo en Euskadi. Y lo han hecho en beneficio propio” (Terroristas de salón, enero de 2014, El Diario Vasco).
Son los ahora empeñados, junto a personas de mejor voluntad y peor
información, en el torticeramente llamado proceso de paz. Consiste en
diluir la responsabilidad específicamente antidemocrática del terrorismo
en la mermelada semántica del conflicto y las violaciones generales de
derechos humanos, con el propósito de no renunciar al ventajismo
político que consolidaron gracias a él.
Y para ello cuentan con el apoyo
de los partidos nacionalistas, la ambivalencia culpable de los
socialistas y ocasionales debilidades de los populares vascos, que no
quieren verse aislados y tener a todos contra ellos. La doctrina de
fondo es que como ETA ya no es peligrosa, ahora la amenaza consiste en
la intransigencia de Rajoy, de Madrid, de España.
Ahora sí, ya sin mala
conciencia, prietas las filas: ¡Sabino y cierra Euskadi! Esto se lo
callan los que abogan por hacer pedagogía, como si fuese pedagógico el
ocultamiento sectario de la realidad.
De modo que nada de exigir que se esclarezcan los cientos de crímenes
aún sin resolver, ni la financiación del terrorismo (antes sabremos de
dónde sacó el dinero Bárcenas que ETA).
Los presos deben ser acercados a
Euskadi y después excarcelados porque, como ha dicho el exconsejero de
Justicia Joseba Azkárraga, cuando desaparezca ETA ya no debe haber
etarras en prisión, por mucho que hayan matado. Por lo visto los
asesinatos le parecen actos de guerra que deben quedar cancelados al
acabar la contienda…
Frente a esta dejación solo se invoca el respeto a las víctimas, como
si hubiera que tener carnet de víctima para deplorar que quienes
practicaron o dieron cobertura al terrorismo sean los usufructuarios de
su cese.
Las víctimas reclaman como es de justicia el castigo del daño
cometido, pero todos los ciudadanos debemos implicarnos en impedir el
daño presente y futuro que acarrea aceptar la exculpación de ETA y la
culpabilización del Estado y de quienes colaboraron con él contra la
banda. (...)" (FERNANDO SAVATER, EL PAIS 04/02/14, en Fundación para la Libertad)
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