"En torno al tema de la “inmersión lingüística” escribe JV: “Y no es
un tema intocable (en Cataluña seguiremos hablando y discutiendo lo que
sea necesario), sino un tema sobre el que estamos menos dispuestos a
permitir la injerencia externa (en este caso, el gobierno de Madrid),
por su importancia en la consolidación de una sociedad menos
conflictiva”. Se me escapa lo de “injerencia externa”.
¿Habría algún
problema en que el gobierno de Madrid apoyara el conocimiento de catalán
entre los funcionarios del estado desplazados en Cataluña. ¿No sería
loable esa “injerencia externa”? ¿No estaría mejor que bien que el
gobierno de Madrid apoyara el conocimiento del catalán (o del euskera o
del gallego) en Extremadura o en Castilla la Mancha por ejemplo?
Hay mucha gente, señala JV que, a pesar de vivir en Cataluña, “nunca
ven televisión catalana, ni oyen radio en catalán, ni leen prensa o
novelas catalanas, y nunca adquirirían un nivel con suficiente
competencia del idioma si no fuera por la "inmersión lingüística". Mi
suegra por ejemplo pero sus nietas le haban en catalán y no pasa nada
(mejor dicho: pasa: las escucha y se emociona).
Sin la inmersión, pues,
sería imposible incluso la utopía del "bilingüismo", que requiere
también que todo el mundo sea capaz de entender el catalán (realidad que
ni hoy se alcanza, después de tantos años de inmersión)”. No es un buen
argumento: en algunas escuelas privadas no se practica la “inmersión”,
las gentes en su casa ven, oyen y leen lo que mejor estiman, y los niños
y niñas son bilingües.
Ejemplo: la escuela Aula, la de Mas, la escuela
en la que trabajaba la señora de Mas-Colell (una gran matemática
chilena) donde se introduce la otra lengua poco a poco y el problema se
disuelve aproximadamente a los 6 años. ¡Todos los niños son bilingües!
¡Sin conflictos lingüísticos aireados políticamente!
Por lo
demás, “inmersión” es un término absolutamente inadecuado e incluso
interesado. Mi hijo no sufrió ninguna inmersión: le hablo en catalán,
nos hablamos en catalán, y Daniel fue a una escuela pública donde le
hablaron en uno de sus idiomas.
No fue el caso de otros niños y niñas,
en la escuela no se les habla en su idioma materno, que era, lo recuerdo
sucintamente, una de las revindicaciones esenciales de los movimientos
de renovación pedagógica durante el franquismo: los niños y niñas deben
escolarizarse en el idioma materno, era un derecho humano básico
solíamos añadir." (Salvador López Arnal, Rebelión, 08/07/2013)
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