"Los anhelos independentistas de Artur Mas contemplan en el horizonte la posibilidad de que un hipotético Estado independiente necesite un Ejército profesional de hasta 25.000 efectivos, integrado en la OTAN y cuyo gasto no sea superior al 1,5% del PIB catalán.
Ese es el retrato robot de las fuerzas armadas propias dibujado por el think tank Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña (CEEC),
que traza una hoja de ruta a seguir en caso de la autodeterminación que
incluye hasta las cualificaciones que deberán tener los futuros altos
mandos de la defensa catalana. En concreto, el supuesto jefe del Estado
Mayor deberá haber nacido en Cataluña, disponer del actual nivel C de catalán y tener formación militar como mando.
Así se detalla en el informe “La futura fuerza de Defensa en Cataluña”, elaborado recientemente por esta entidad que se dice independiente del Gobierno catalán y que está dirigida por Miquel Serrallès, cofundador de Convergència y que fue también el primer director de los Mossos d´Esquadra en tiempos de Jordi Pujol.
En el informe, de 16 páginas,
sus autores señalan que los catalanes no pueden ser como algunas islas
del Pacífico que no cuentan con un sistema de seguridad propio porque
están bajo el paraguas de Estados Unidos, Reino Unido o Australia. Y
mientras desechan la idea de quedarse bajo la protección española,
destacan también que la hipotética nación catalana tampoco es comparable
a Andorra o San Marino. (...)
El primer paso, según este comité de sabios de la Defensa, pasaría
por iniciar negociaciones diplomáticas para ingresar en las principales
organizaciones internacionales (OTAN, la UE…). Acto seguido, “solicitar
y conseguir a corto plazo que se inicien las tareas de asesoramiento,
supervisión y colaboración de organizaciones internacionales y otros
estados en materia de defensa”.
En segundo lugar, se
crearía un Ministerio de Defensa propio con un político al frente que
tendría, a su vez, una Secretaría de Defensa y seis direcciones
generales. Se copiaría así el embrión de un Estado Mayor que
empezaría a reclutar recursos materiales y humanos para engrosar este
hipotético ejército.
Por debajo del ministro de turno, habría un asesor
político que, con el asesoramiento de think tanks externos, “deberá
nombrar un jefe militar de la defensa e integrar en las seis
direcciones generales a ciudadanos catalanes que tengan formación
militar como mando, y a falta de éstos, con militares de países
aliados o, incluso, con civiles profesionalmente competentes como
gestores de organizaciones”. (...)
Al Ministerio de Defensa catalán no le quedaría entonces más remedio
que reclutar militares en el propio Ejército español. Eso sí, realizando
los “filtros necesarios” para garantizar su lealtad. Eso es, requisitos
básicos como haber nacido en Cataluña, disponer del actual nivel C de catalán y tener formación militar como mando en el caso de los militares de mayor graduación.
Estos,
además, deberán pasar unas pruebas de aptitud (físicas y psíquicas) y
otras médicas. El cargo de jefe de Estado de la Defensa recaerá por
antigüedad, por lo tanto deberá ser el mando con más alta graduación el
que sea nombrado para el cargo.
“Será previsible
–explican- que no haya ningún alto mando (teniente coronel, coronel y
general) de las fuerzas armadas españolas en activo que se presente a
este proceso público; sin embargo, la situación puede empezar a cambiar
con los mandos intermedios (suboficiales, alférez, teniente, capitán y
comandante)”.
Para cubrir las vacantes de soldados y marineros profesionales
se requerirá haber nacido en Cataluña, ser menor de 35 años con
formación militar profesional (soldado/marinero, cabo, cabo primero) y
estar en posesión del nivel B de catalán.
El
informe se pregunta también si es contradictorio crear un ejército
propio abasteciéndose, a su vez, de efectivos del propio Ejército
español. Los sabios vinculados al nacionalismo contestan que, aunque
parece una paradoja, es justo reconocer que estos militares son los
mejor formados pues, al formar parte de la OTAN, han sido instruidos
especialmente bien.
“En definitiva”, explican, “no hay
que hacer un traspaso automático de personal, pero sí una selección
cuidadosa que permita seleccionar al personal más crítico, comprometido
con la nación catalana, y que pueda aportar la parte más positiva de las
FAES, es decir, la relativa a su modernización y la apertura a las
doctrinas de los países occidentales de mayor tradición democrática”.
“No
hay que tener miedo a seleccionar a este personal –concluyen- ya que la
propia carrera profesional limitará sus carreras según su competencia
profesional y su grado de sacrificio hacia la nación catalana”.
El think tank
nacionalista reconoce que, a día de hoy, no se percibe como una
prioridad la creación de un ejército propio, pero, en el estudio, tratan
de argumentar las razones por las que es importante concienciar a los
catalanes de su necesidad (garantizaría, por ejemplo, la seguridad de
los 185.000 catalanes que viven en el exterior), así como de la
importancia que la Defensa tendría en garantizar la integridad y la
independencia de la nueva nación. " (El Confidencial, 30/05/2013)
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