"Tal y como viene ocurriendo desde 2009, las pruebas de competencias
básicas de catalán tienen textos más largos, un vocabulario más técnico e
inusual y las preguntas efectuadas a los alumnos son de mayor
complejidad que las de castellano. En base a las mayores puntuaciones
que obtienen los estudiantes en español, Rigau sostiene que “el dominio
del castellano está garantizado” y apuesta por “mantener la inmersión
como modelo” y reforzarla.
Las pruebas de evaluación de las competencias básicas realizadas el
pasado mes de mayo por la Consejería de Enseñanza de la Generalidad a
los alumnos de sexto de Primaria fueron ‘notablemente más sencillas’ en el caso de la lengua española
que en el de la lengua catalana, lo que respondería al objetivo de que
las puntuaciones de castellano salgan ‘artificialmente elevadas’ y así
poder afirmar ‘engañosamente’ que con las únicas dos horas a la semana
de enseñanza de español se aprende suficientemente esta lengua.
Esta es la conclusión a la que llega el informe El doble rasero de las evaluaciones lingüísticas en Cataluña. Castellano fácil, catalán difícil, elaborado por Convivencia Cívica Catalana (CCC) y al que LA VOZ DE BARCELONA ha tenido acceso.
El documento compara la prueba de castellano y la de
catalán, analizando detalladamente la longitud de los textos
seleccionados, el grado de dificultad de las preguntas realizadas, la
complejidad del vocabulario utilizado, y el nivel de dificultad del
dictado y de la redacción. Se trata de un informe similar al que la entidad realizó en mayo del año pasado, que abarcó, no solo las pruebas de 2012, sino también las de los tres años anteriores, y llega a unas conclusiones similares.
Rigau apela a estas pruebas para defender la inmersión obligatoria
Los resultados de las pruebas fueron presentados el viernes pasado por la consejera de Enseñanza, Irene Rigau. En total, 66.700 estudiantes de 2.156 centros educativos (1.562 públicos, 573 concertados y 21 privados no concertados) fueron evaluados.
Los resultados de las pruebas señalan una puntuación media de 71,1 puntos en competencia en lengua catalana y de 73 puntos
en lengua española, lo que fue aprovechado por Rigau para lanzar un
alegato en defensa del sistema de inmersión lingüística escolar
obligatoria exclusivamente en catalán, pese a haber sido declarado
ilegal por los tribunales:
“El dominio del castellano está garantizado [en Cataluña]. No solo tenemos que poder mantener la inmersión como modelo, sino que tenemos que hacer un esfuerzo suplementario“.
Sin embargo, el informe de CCC desacredita, paso a paso, la fiabilidad de las puntuaciones reflejadas en las pruebas de evaluación de la Consejería.
Preguntas más complejas en el examen de catalán
En primer lugar, la longitud de los textos con los
que los estudiantes debieron enfrentarse, destaca el hecho de que el
escogido para la prueba de catalán consta de 915 palabras, frente a las
863 del de la prueba de español. Este desequilibrio se ha repetido en
todas las pruebas de este tipo realizadas por la Consejería de Enseñanza
desde 2009.
Los textos de las pruebas anuales de catalán de competencias básicas de
Primaria de la Generalidad son siempre más cortos que los de los
exámenes de español (gráfico: Convivencia Cívica Catalana, en base a
datos de la Consejería de Enseñanza)
Seguidamente, el informe subraya que el 30% de las preguntas del examen de castellano son de tipo literal
(consideradas de menor complejidad, puesto que se responden con
información explícitamente incluida en el texto de referencia), mientras
que en la prueba de catalán estas se reducen al 23,3%.
Por el contrario, el 46,6% de las preguntas de la prueba de español son de tipo inferencial
(aquellas que necesitan una interpretación de lo leído); un porcentaje
que aumenta al 56,7% en la prueba de catalán. ‘Ello conlleva una mayor
dificultad objetiva para el alumno de las pruebas de catalán frente a
las de castellano’, subraya CCC. Este sesgo, y en el mismo sentido,
también se constata en las evaluaciones efectuadas entre 2009 y 2012.
Palabras más sencillas en la prueba de español
En tercer lugar, el informe ha detectado que los textos en catalán ‘contienen palabras infrecuentes,
incluso insólitas en el lenguaje habitual’, más aún para alumnos de
doce años de edad, tales como metxera, malamut, bagant, samoiede,
diftèria, muixer, floca, brunzir, eixordadora o torçar. Estos términos
presentan frecuencias de aparición en el corpus lingüístico del idioma
catalán muy pequeñas, tal y como analiza el informe.
En cambio, las palabras utilizadas en la prueba de castellano eran ‘más usuales y conocidas’, con una frecuencia de uso hasta tres veces superior
en términos relativos (con una media de 7,69 apariciones por millón de
palabras, frente a las 2,67 por millón de las utilizadas en el examen de
catalán). Además, el texto en español incluyó un vocabulario menos
técnico y específico de determinadas actividades.
Comparación de las frecuencias de uso (en apariciones por millón) de las
palabras más inusuales utilizadas en los textos de las pruebas de
evaluación de competencias básicas en catalán y en español realizadas
por la Consejería de Enseñanza en 2013 (cuadro: Convivencia Cívica
Catalana)
En relación al dictado (una prueba oral en la que el
alumno debe transcribir parcialmente un audio que escucha en un texto
con doce huecos a rellenar), el 75% de las palabras escogidas para la
prueba de catalán presentaban una cierta dificultad a nivel ortográfico,
frente al 25% que eran de complejidad baja. En la prueba de español, el
67% de las palabras eran de complejidad baja, y solo el 33% revestían
una cierta dificultad.
Redacción más detallada en catalán
Por último, la redacción de la prueba de catalán debía seguir las
siguientes indicaciones: ‘Elige un deporte que te guste y explica en qué
consiste, cuáles son las normas básicas, cuál es el equipamiento necesario, dónde se practica habitualmente y todo lo que quieras destacar’.
Mientras que la prueba de castellano planteaba lo siguiente: ‘Describe un personaje que tenga un don especial.
Explica cómo es y qué puede hacer’. El documento considera que el
primer caso plantea una mayor complejidad que el segundo, por requerir
‘un mayor detalle y conocimiento de la materia’ que se desarrolle.
En base a este análisis, que evidencia que los exámenes de catalán
tienen textos más largos, un vocabulario más técnico e inusual y las
preguntas efectuadas a los alumnos son de mayor complejidad que los
exámenes de castellano, el informe se pregunta: ¿por qué los dos idiomas
no son evaluados con pruebas homogéneas y de la misma complejidad?" (lavozdebarcelona, 20/06/2013)
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