"Comentaré mi caso. A los 22 años me adherí a Iniciativa per Catalunya
(ICV), hoy presentada en las elecciones bajo la marca ICV-EUiA. En
aquel momento, el coordinador general era Rafael Ribó, persona a la que
apoyé, aplaudí y defendí durante más de diez años.
Ese fue el tiempo que
tardé en darme cuenta de que en ICV sobraba catalanismo y faltaba izquierda, aquel establishment
encorbatado de buenas palabras no se parecía en nada a aquellos que yo
entendía eran de izquierdas. El hijo del secretario de Francesc Cambó y
sus más acérrimos ni entendían ni entenderían jamás mi realidad ni la de
los de mi barrio, mi clase.
¿Tengo derecho a preguntarme cómo consiguió el señor Ribó llegar a
secretario general del PSUC y si tuvo ayuda de elementos ajenos al
partido? Creo que, visto en lo que ha acabado el PSUC y visto el enorme
peso que tenían los cuatro gatos de Nacionalistes d’Esquerres en ICV, no es absurdo pensar que no todo el trigo era limpio.
Evidentemente, el ascenso a la Secretaría General se hizo siguiendo los
cauces democráticos establecidos, así como la fusión en ICV y la
conversión del PSUC en decorativa fundación, por lo que varios miles
-incluido yo- podíamos estar totalmente equivocados aunque, lo más
probable, es que en las dos opciones haya parte de verdad.
Pero la trayectoria de ICV, como se encargó de señalar Joaquín
Leguina en el acto de Ágora Socialista del pasado viernes 24, no es
única. Alguna coincidencia con lo antes expuesto habrá en la pérdida de 700.000 votos sufrida por el PSC
desde la primera victoria de Pasqual Maragall a la actualidad.
¿No se
han preguntado nunca los miembros de Ágora Socialista como es que
Barcelona ha tenido a los obreros alcaldes Serra, Maragall, Clos y
Hereu? Sin duda, nada que ver con el actual, el derechista Trias." (Pedro Fernández, lavozdebarcelona.com, 04/06/2013)
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