14/5/13

¿Se puede hablar de la Generalitat como una institución democrática milenaria? Eso es un anacronismo, en términos históricos, y una bobada, en términos políticos

"¿Cuáles son los orígenes de la institución de la Generalitat? ¿Era en esos orígenes una institución estamentaria? ¿Qué significa estamentaria?

AD: La Diputación del General, o Generalidad, fue, en origen, un órgano de recaudación de tributos a mayor gloria del rey. Reflejo de lo que acontecía en las Cortes, la representación en esta institución fiscal era estamental y, durante siglos, expresión, en su brazo “popular” y como no podía ser de otra manera, de los intereses oligárquicos. 

Respondía, en cualquier caso, a la vieja jerarquía de los antiguos “órdenes” aunque en su seno, y uso explícitamente a Pierre Vilar, con el paso de los siglos se hizo evidente el papel creciente de la función social burguesa -y en esa misma medida una erosión, nada democrática (no anacronicemos), de la jerarquía de los “estados” propia del Antiguo Régimen.

¿Se puede hablar, consiguientemente, de una institución democrática casi milenaria (o milenaria sin el casi)?

AD: Eso es un anacronismo, en términos históricos, y una bobada, en términos políticos. Incluso, en este último punto, lo es particularmente desde una perspectiva que se diga de izquierda independentista y revolucionaria.

JL: Por desgracia esa falsedad es uno de los tópicos del nacionalismo historicista. Sin entrar a debatir cuáles han de ser las características de una democracia plena, creo que es indiscutible que la condición mínima es la el ejercicio universal del voto; incluso yo no considero una democracia mínima cuando esa universalidad solo se refería al voto masculino, por más que este ya era un avance en la buena dirección. Hasta el siglo XX no se ha generalizado esa condición mínima.

 Es habitual que el nacionalismo historicista confunda la democracia con la institución parlamentaria, sin pararse a considerar la representatividad real de ésta. Ni las Cortes medievales, ni los parlamentos modernos fueron democráticos; estos últimos, construidos sobre diversas formas de sufragio restringido, no lo fueron ni en el siglo XIX, como también se acostumbra a sostener. Forma parte de otra falsedad, la de equiparar liberalismo a democracia.  (...)

Cojo el hilo anterior. ¿Qué sentido tiene entonces esa narrativa sobre los 129 presidentes de la Generalitat? ¿No se reúnen en el mismo taxón grupos muy heterogéneos?

AD: La de la creación de un panteón nacional. Del mismo tipo que crearon los Estados-nación burgueses en el siglo XIX. Algo old-fashioned, siendo generosos. Con la paradoja, graciosa, de que genuinos cleptócratas, que diríamos hoy -ahora soy yo el que me permito el anacronismo (la diferencia es que sé que lo hago)-, figuran en la nómina de próceres de la patria. 

JL: No tiene ningún sentido histórico. Solo tiene una razón política. Y también abunda en otro proceso: el de la identificación de la nación como un todo homogéneo, en el tiempo y en el territorio, sin distinciones de clase, entre otras contradicciones que pondrían en cuestión esa homogeneidad.

Entonces, para entender mejor vuestras críticas, ¿a quienes se incluyen en esos 129 “presidentes”?

 JL: Pues esos 129 “presidentes” son 121 aristócratas, patricios, clérigos, algún miembro de la pequeña nobleza encumbrado, elegidos por una parte muy menor de la sociedad, y 7 elegidos por sufragio universal, además con convicciones mayoritariamente democráticas y la mayor parte de ellos con alguna voluntad de reformismo social. 

En cuanto al nombre de la institución, ¿qué origen tiene? 
 
JL: El término “generalitat”, como “generalités” en Francia, tiene un origen fiscal, identificaba un hecho tributario. A partir del acuerdo entre el rey y las Cortes, se designaba un “Diputat del General” para llevar a cabo la recaudación tributaria acordada. La costumbre abrevió el término de Diputació del General en la palabra “Generalitat”. Subsistió su función ejecutiva, por cierto no fiscalizada desde abajo en su etapa medieval y moderna.

¿Cómo puede enlazarse, si es el caso, la Generalitat republicana con la Generalitat de siglos anteriores? 
 
AD: La Generalitat republicana adopta este nombre como vía mediante la cual salir del cul-de-sac que supuso la proclamación de diversas repúblicas el 14 de abril de 1931. Probablemente, la combinación de la inteligencia política de dos reformistas como Fernando de los Ríos y Lluís Nicolau d'Olwer, ministros del Gobierno provisional -y erudito e historiador de nota el segundo- ayudó.

JL: Se enlaza sólo por el hecho de que fue una hábil argucia de Nicolau d’Olwer para proporcionar una salida digna a Macià. Me explico. El 14 de abril Macià proclamó la Republica Catalana, en la creencia y a la espera de que el nuevo estado español se constituyera como una federación de repúblicas; no como un acto de independencia, nótese que una de las principales decisiones de Maciá, tras esa proclamación, fue pedir, insistentemente, al gobiernos provisional de la República que nombrara como nuevo capitán general de Cataluña a López Ochoa. Nunca se planteó, entonces, una ruptura y por eso accedió tan rápidamente a la negociación que el gobierno provisional le propuso, por medio de Nicolau D’Olwer y Domingo: abandonar la proclamación de la República Catalana y aceptar el inicio de un proceso de definición territorial, compartido entre Cataluña y las Cortes de la República, que difícilmente podría desembocar en una federación de repúblicas. 

Pero “vender” ese cambio radical no era fácil –Maciá fue acusado de traidor por sectores independentistas de Estat Català y sobre todo por el Bloc Obrer i Camperol– y Nicolau d’Olwer le propuso un marketing extraordinario: envolver el cambio con la utilización de aquella denominación histórica, que no tenía nada que ver con el hecho político que se estaba produciendo en abril de 1931, pero que podía ser fácilmente deglutido por el nacionalismo. 

Esa especie de alibí fue tan exitoso que ha permanecido en el tiempo. Lo increíble es que el nacionalismo no se diera nunca cuenta del cambalache y lo elevara a la categoría de muestra de continuidad histórica.

¿Cuándo quedó abolida la institución? ¿Tuvo Catalunya alguna otra institución que la dotara de cierta autonomía?

AD: En 1714, con el Decreto de Nueva Planta se eliminaron las instituciones propias. Entre ellas la Generalitat. En un ejercicio de proyección futurista se suele afirmar que de mantenerse hubiesen evolucionado en un sentido democrático. Es un contrafactual, sin más. Puede que sí, puede que no. Vaya usted a saber.

JL: Voy a discrepar en eso con Ángel. La institución, por sí misma, nunca habría evolucionado en un sentido democrático, como no lo hizo ningún parlamento medieval. En todo caso será la sociedad que evoluciona, o se “revoluciona” en ese sentido democrático.
AD: Aceptada la precisión. 

Era la mía una concesión generosa al relato. Puede que sí, en el caso de que manteniendo la denominación hubiese sido tomada como instrumento de gestión de intereses comunes por parte de los de abajo, los excluidos. Cosa improbable, cierto.(...)"       (Entrevista a Àngel Duarte Montserrat y José Luis Martín Ramos sobre la institución de la Generalitat, Salvador López Arnal, Rebelión, 06/05/2013)

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