15/4/13

“En Quebec, como en otros lugares, es completamente irresponsable afrontar la negociación de una secesión sobre la base de una escasa mayoría, de un pueblo partido en dos”.

" (...) Sin embargo, del debate también se desprende la idea, muy compartida entre los economistas, de que la prosperidad catalana es inseparable de su posición como parte de la economía española.

Es decir, que fuera de ese marco (y de ese mercado) difícilmente mantendría la posición destacada en riqueza y dinamismo que ocupa desde su industrialización; y sobre todo, que afectaría negativamente a su muy favorable saldo comercial con el resto de España. 

Otra conclusión, admitida ya por el sector no fanático del independentismo, es que la separación de Cataluña significaría su salida de la UE sin posibilidad inmediata de reingreso. Y como revelan algunas encuestas, estos factores no pueden dejar de influir en la actitud ciudadana ante la consulta de autodeterminación.

La enfática afirmación de una voluntad secesionista, incluso si fuera mayoritaria, no exime de justificarla.(...)
 
Otro consenso latente, no explícito pero que se trasluce en actitudes políticas visibles, es el que señala que, de todas formas, lo más probable es que no habrá separación, al menos esta vez: o no llegará a celebrarse el referéndum o lo habrá y ganará el no. E incluso si ganase el sí, sería por muy estrecho margen, dividiendo a la sociedad en dos mitades, lo que haría inviable en la práctica el proyecto.

Ningún político responsable podría ignorar ese cálculo ni dejar de tenerlo en cuenta con vistas al futuro. (...)

En su libro sobre La política de la claridad, el exministro canadiense de origen quebequés que la inspiró, Stéphane Dion, aconsejaba desconfiar de mayorías circunstanciales: “La mayoría debe, por su amplitud, justificar un cambio tan radical que compromete a las generaciones futuras. Hay que protegerse de las mayorías de circunstancias”. 

Recuerda que en los 13 casos de acceso a la independencia por vía de referéndum en situaciones no coloniales registrados desde 1945, la mayoría media a favor de la separación fue del 92%; y añade: 

“En Quebec, como en otros lugares, es completamente irresponsable afrontar la negociación de una secesión sobre la base de una escasa mayoría, de un pueblo partido en dos”. 

Es necesaria una mayoría suficientemente clara, concluye, “para que no se corra el riesgo de hundirse bajo la presión de dificultades económicas, sociales y otras” que la secesión “siempre provoca”.     (PATXO UNZUETA, EL PAIS 05/04/13, en Fundación para la Libertad)

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