" La posición catalana resaltaba que su aportación debería ser menor y
estar compensada con la percepción de una cuota de recursos mayor que
la asignada.
La petición no prosperó y a la vuelta se iniciaron las
manifestaciones, el ondear de banderas, la petición de independencia y
afirmación “España nos roba”, de la que nadie se deshizo.
Esa afirmación se basa en que los impuestos soportados superan
claramente la media y en que el retorno de los mismos está por debajo de
lo recaudado. Eso deriva de que los ingresos de medios de los
residentes en Cataluña superan la media española y, como la tributación
es progresiva, la cuantía a pagar también está por encima de la media.
Por otra parte, las ayudas priorizan las personas y áreas más pobres,
como es el caso en los países desarrollados. Es una visión burda con un
aspecto más sutil del expolio fiscal, la balanza fiscal, que tiene dos
partes: el flujo monetario que suma los costes soportados por los
contribuyentes y la cuantía de la devolución recibida por la comunidad
autónoma.
Como ésta es más rica, y a eso se añade que las filiales de
empresas catalanas pagan en la casa madre, lo recibido es poco, máxime
cuando se minimiza la aportación en especie en forma de seguridad,
ejército, etc.
Tampoco se considera que el volumen de los depósitos de residentes en
Cataluña está por debajo del volumen de los préstamos vivos, de modo
que el 45% de la financiación de Cataluña viene del resto de España (M.
Martín Rodríguez, El País, 18 de noviembre de 2012).
El lado más triste de estos flujos se da en el comercio. Cataluña
vende en el resto de España mucho más de lo que compra. En el resto del
mundo es al revés, de modo que la diferencia sólo se salda gracias al
superávit obtenido en el resto de España.
Es cierto que las
exportaciones fuera de España crecen, pero el valor de las compras de
Aragón, y el de otras comunidades autónomas superan al de Alemania,
según datos de C-intereg, que, entre otros patrocinadores tiene a la
propia Generalitat de Cataluña.
Otra fuente sobre lo mismo y con datos
afines la aporta el informe European Economics del Credit Suisse
“Catalonia’s choice”, de 19 de noviembre de 2012.
Las dificultades de Cataluña no están en el resto de España, sino en ella misma,
donde el anterior Gobierno se endeudó en exceso sin obtener resultados
apropiados. Como ejemplo pueden considerarse los trasvases fallidos, la
desaladora no concluida, etc., amén de la creación de los consejos
comarcales.
Estos entes podrían haber sido útiles si agruparan grupos de
ayuntamientos pequeños, que aislados aportan poco a sus ciudadanos.
Hace pocos días, la vicepresidenta del Ejecutivo catalán presentó en
anteproyecto de Ley de Gobiernos Locales, que considera la supresión de
1.000 cargos remunerados de los consejos comarcales para ahorrar entre
1.000 y 1.100 millones de euros.
Esos consejos, bien gestionados, pueden
ser alternativas a los pequeños municipios, dándoles más y mejores
servicios que los que éstos pueden ofrecer. Los gastos excesivos son
suficiente explicación de la carestía de recursos, que serían menos
fuera de la UE." (EL ECONOMISTA 15/03/13, JOAQUÍN TRIGO PORTELA, en Fundación para la Libertad)
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