"Al frente del catalanismo, el president Mas ha atravesado el Rubicón.
Quizás todavía sólo de manera retórica (como, irónico y displicente, ha
comentado el ministro Margallo). Aceptemos, sin embargo, que la
declaración sobre el derecho a decidir sea el preámbulo de una acción
inminente: una rotura inequívoca con la legalidad española.
Para Mas y
Junqueras, atravesar el Rubicón era inevitable. O Catalunya obtiene un
Estado -sostienen- o desaparecerá bajo el peso de una España endeudada y
uniforme. Las fuerzas con que cuenta el catalanismo para romper el
orden español no son las de César.
Y no hablo de la debilidad de las
cuentas catalanas, ni de las presiones del patriciado catalán (el
llamado "lobby del puente aéreo"). Me refiero a los resultados
electorales, que ofrecieron la sorpresa del disminuido resultado de Mas.
Las elecciones dieron, sí, una mayoría catalanista, que se ha traducido
en el abrazo de CiU y ERC.
Un abrazo que permitiría gobernar la
Generalitat en condiciones de normalidad. Ahora bien, al no haber
conseguido más complicidades que la de ICV, ¿tendrá suficiente músculo
el soberanismo para romper con España?
El documento aprobado no alcanza
ni los 90 diputados que requeriría reformar nuevamente el Estatut (tarea
ardua, como sabemos, pero que no exige ruptura legal con España).
El derecho a decidir, sostiene Lluís Bassets, tiene dos lecturas: el PSC
lo entiende como el resultado de un proceso de negociación durante el
cual hay que hacer concesiones; mientras que el nacionalismo catalán lo
entiende como un gesto de soberanía que se ejecuta porque sí, porque uno
ya se cree soberano y no pide permiso.
La única manera de consensuar
las dos visiones era negociar a fondo y durante el tiempo necesario.
Pero el catalanismo del 11 de septiembre tiene prisa. Hace unos meses
destilaba ilusión. Ahora destila agonismo: patria o muerte.
César, que tanta fuerza tenía, caviló mucho antes de atravesar el Rubicón. El catalanismo soberanista, menos fuerte de lo que se creía, no quiere más cavilaciones. O patria o muerte. Alea jacta est. Terminada la política, la historia deja paso al azar de los dados." (Antoni Puigverd , La Vanguardia, 25/01/2013)
César, que tanta fuerza tenía, caviló mucho antes de atravesar el Rubicón. El catalanismo soberanista, menos fuerte de lo que se creía, no quiere más cavilaciones. O patria o muerte. Alea jacta est. Terminada la política, la historia deja paso al azar de los dados." (Antoni Puigverd , La Vanguardia, 25/01/2013)
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