"El presidente vencido en las elecciones del 25 de noviembre, como
siempre lo hacen todos los nacionalistas, ha levantado la bandera de una
cohesión nacional que se identifica con un idioma que nadie ha atacado.
Ha llegado, además, a afirmar que en la lengua catalana reside aquello
que identifica a una cultura e incluso lo que cohesiona a una sociedad.
No. De ninguna manera. La cohesión de una sociedad reside, en primer
lugar, en las condiciones de bienestar y de libertad que proporciona.
Nuestra cultura se basa en la exigencia de respeto a la dignidad de las
personas, en nuestra intolerancia ante la pobreza creciente, en nuestra
compasión ante el sufrimiento, en nuestra voluntad de justicia, en
nuestra cólera ante los atropellos sufridos por los más débiles, en
nuestra resolución de acabar con esta maldita crisis, en nuestra
imposibilidad de concebir una sociedad que normalice la exclusión, que
se acostumbre a la miseria, que se adormezca ante la desigualdad.
Nuestra cohesión nacional es la que promueve la igualdad de todos los
españoles, la que cierra filas ante la violencia, la que protege la
integridad de los hombres y mujeres de esta nación. Nuestra cultura es
la que no ha dejado de señalar dónde se encuentran los derechos
invulnerables, dónde reside nuestro sentido de solidaridad, dónde habita
nuestra conciencia.
Ser una nación no es una relación con la tierra, ni
una inercia de la historia ni un mero acuerdo jurídico. Es la
aceptación de principios y valores que nos permiten a todos
considerarnos responsables de su conservación y perfeccionamiento.
En un penoso ejercicio de cesión ante la estrategia del nacionalismo,
intelectuales y políticos de la izquierda y la derecha vuelven a
decirnos ahora que lo de menos son las diferencias de modelos de
sociedad y de concepción de la persona que se tengan.
¿Tan pocos son
capaces de establecer la defensa de la lengua y de la cultura catalanas
al margen del discurso nacionalista? ¿Tan pocos se dan cuenta en el
extenso campo no nacionalista de Cataluña y en el territorio del
constitucionalismo español de que lo que se defiende con uñas y dientes
no es la lengua, sino un sistema educativo adaptado a las obsesiones del
nacionalismo?
¿Tan pocos han advertido que los representantes de tres
cuartos de millón de electores catalanes han sido convertidos en
extranjeros de pleno derecho, al no invitarles siquiera a una reunión
celebrada para debatir el sistema educativo de Cataluña?
¿Tan pocos han
comprendido que, al identificar la nación y la lengua, lo que se
pretende no es la defensa del catalán, sino la destrucción de una
sociedad bilingüe y la reducción de todo lo español, incluyendo la
lengua castellana, a una condición de extranjería?" (Fernando García de Cortázar, ABC, 21/12/2012, en Fundación para la Libertad, 21.12.12)
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