23/11/12

Los andaluces, y los gallegos, no entendemos lo que está ocurriendo en Cataluña. Su financiación bancaria procedente del resto de España, es de unos 150.000 millones, que perdería al independizarse... luego ¿qué quieren? ¿La ruina?

"Inexplicablemente, sin embargo, no se discuten las consecuencias que esta independencia tendría sobre la financiación de la economía catalana, en mi opinión la cuestión más importante en la situación actual. (...)

Sin embargo, hay un factor que no debe desconocerse en este proceso y que no sabemos bien cómo va a afectar al futuro de los flujos financieros entre las regiones españolas.

 Me refiero a la fuerte presencia en toda España de La Caixa, que representa aproximadamente una cuarta parte del balance de las cajas españolas. Si hasta ahora esta entidad está siendo vista como una verdadera caja de ahorro y como un banco de proximidad por andaluces, extremeños, castellanos o canarios, no sabemos cómo va a ser percibida en el futuro si llegara a convertirse en una entidad extranjera en España, un país donde nunca han conseguido tener éxito los bancos extranjeros. (...)

Unos datos muestran claramente cuál viene siendo el comportamiento de la financiación bancaria y de la relación depósitos / créditos en Cataluña en los últimos años. Si, a 30 de junio de 2012, los depósitos de sectores residentes en Cataluña representaban el 16,17% del total nacional de las entidades de depósito de España y los créditos el 19,34%, con una relación depósitos / créditos del 55%, esto significa que el 45% de la financiación bancaria de Cataluña procede del resto de España y, en menor medida, de la financiación mayorista del exterior, lo que representa aproximadamente unos 150.000 millones de euros, algo más del 75% del PIB regional.

 La cifra es realmente preocupante, y no solo por el amplio uso de recursos financieros bancarios procedentes de otras regiones españolas que actualmente hace Cataluña, captados en gran parte por entidades financieras domiciliadas allí, sino por el riesgo país que ello significaría en caso de independencia.

Hay otros aspectos de la financiación no menos importantes, que arrojarían todos ellos resultados inviables: los mercados de capitales nacionales, en los que por su mayor densidad empresarial Cataluña tiene un claro saldo positivo; la propia financiación de las entidades de depósito en el Banco Central Europeo, con garantía de títulos listados; la pérdida del mecanismo de financiación estatal del MEDE en sus distintas variedades o incluso la recepción de los fondos europeos del presupuesto comunitario, de los que Cataluña habrá recibido 10.392 millones de euros entre 1989 y 2013. 

También, cómo no considerar igualmente el impacto negativo en su balanza financiera por los casi 52.000 millones de euros que las empresas extranjeras han invertido en Cataluña por su valor añadido, merced entre otros a la plataforma de distribución en el mercado común con el resto de España, rota tras la independencia. 

Y finalmente, no obviar la débil situación financiera de partida, al tener a su entidad de mayor integración local con una necesidad de recapitalización pública de 11 millardos de euros y unos mercados externos cerrados para su financiación, como lo refleja el fracaso de los bonos patrióticos.

La financiación de Cataluña por tanto constituye un hándicap insuperable como para llegar a plantearse siquiera otras posibles ventajas económicas derivadas de su independencia. 

Esto no tiene directamente que ver con su balanza comercial, ni con un eventual boicot a los servicios de entidades financieras catalanas en España, ni con la posibilidad de construir un nuevo marco institucional, que no podría ser muy distinto al común de la Unión Europea. 

Se trata de algo aún más importante, de la restricción financiera exterior de su economía, imposible de resolver a medio plazo si prescindiera de su actual esquema de financiación, muy estrechamente relacionado con los recursos financieros del resto de España. (...)

En este tiempo, los andaluces, en particular, hemos aprendido mucho de nuestro declive económico, y de nosotros mismos, gracias a catalanes extraordinarios como Miquel Siguán, Jordi Nadal o Alfonso C. Comín. 

Ahora, en términos estrictamente económicos, no entendemos lo que está ocurriendo allí. Si se tratara solo de sentimientos, debería plantearse así, y puede que lo entendiéramos mejor."       ( ,  El País, 18 NOV 2012 )

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