La presencia del castellano como lengua primera se mantiene relativamente estable con la edad. Así, el 54% de los jóvenes de 14 a 19 años tiene el castellano como lengua primera, y también la tiene el 50% de los mayores de 65 años. (...)
Por último, destaca el crecimiento de las otras lenguas como lengua inicial entre los grupos más jóvenes. El 15% de los jóvenes de 14 a 19 años tiene como lengua inicial una lengua diferente al catalán y al castellano (el 1% en el caso de los mayores de 65 años)." (e-noticìes, 31/03/2011)
"El castellano sigue siendo la lengua propia de la mayoría de los catalanes.
Además, los jóvenes de entre 14 y 24 años nacidos en Cataluña también tienen mayoritariamente (52%) el español como lengua materna o ‘inicial’, frente a un 46% que tiene el catalán.
La lengua propia (o ‘lengua de identificación’) del 55,1% de los habitantes de Cataluña es el castellano; la del 39,4%, el catalán; y la de un 5,2%, otras.
Según esta encuesta, el 56,7% de los habitantes de Cataluña tiene como lengua materna el castellano; el 35,3%, el catalán; y el 7,6%, otras. Prácticamente la totalidad de los ciudadanos entiende, habla y escribe el español, mientras que el 95,3% de los habitantes dice entender el catalán; el 77,5%, dice saber hablarlo; y el 60,6% asegura que sabe escribirlo.
En cuanto al dominio del catalán hablado, son competentes el 96,4% de los nacidos en Cataluña; el 57% de los nacidos en el resto del país; y el 39,8% de los nacidos en el extranjero." (lavozdebarcelona.com, 31/04/2011)
"Si después de los esfuerzos insufribles del catalanismo por arrinconar al castellano, la mayoría social de las nuevas generaciones catalanas escogen la lengua de Cervantes, como lengua habitual, ¿no es acaso motivo de gozo para todos los que expresamos nuestras emociones con ella?
¿Quién no se siente feliz cuando el amor le sonríe, quién no comparte ese estado con los amigos cuando cambia a un trabajo mejor o su hija le trae buenas notas a casa? ¿Quién renuncia a celebrar su buena estrella cuando le toca la lotería o gana su equipo de fútbol? ¿Por qué hemos de esconder la satisfacción que nos produce el aumento de hablantes de español en Cataluña?
¿Por qué hemos de callarlo para no sentirnos culpables o para pasar desapercibidos en el paisaje? Si los demás pueden hacerlo, ¿por qué no nosotros? (...)
Tanto y con tanta insistencia nos han machacado con eso de que es un idioma agresor, culpable de la exclusión del catalán e impropio de Cataluña que exteriorizar la suerte de tenerlo por lengua primera nos hace sentir culpables.
O al menos, nos impide expresarlo con normalidad. Como pasa con la bandera española y pasaba con la selección nacional de fútbol.(...)
¿Por qué todo lo que se haga por el catalán es motivo de orgullo, y de culpa si se hace por el castellano? ¿Por qué en Cataluña unos ciudadanos pueden exteriorizar el derecho a defender su lengua materna, y a sentirse legitimados para reclamar todos los recursos necesarios para hacerla hegemónica, y otros no?
¿Por qué unos ciudadanos exigen para sí el estatus de lengua propia cuando se trata del catalán y otros han de conformarse con ser meras comparsas, callar y cooperar con el abuso?
¿En nombre de qué los defensores de una lengua tienen derecho a imponerla, y los otros ni siquiera a mostrar su compromiso con ella? Si de lo que se trata es de excluir al otro, ¿por qué ha de aceptar el excluido su eliminación y además asumirla moralmente? (...)La respuesta a todas estas preguntas es lacerante, propia del Antiguo Régimen: unos se sienten propietarios y los otros no; unos hablan desde dentro de casa y otros han asumido su condición de jardineros; unos muestran su superioridad moral en nombre de la nació, y los otros soportan acobardados el fardo de España. (...)
No es necesario mostrar el salvoconducto de buen catalán cada vez que respiras en una lengua que no es la del poder. El respeto a las lenguas constitucionales de Cataluña no se ha de gesticular, es la legalidad. Con eso debería bastar. Nadie va por ahí disculpándose a diario de lo respetuoso que es con las señales de tráfico. Es la legalidad, se respeta y basta. (...)
Y en Cataluña, ya nos conocemos todos; los maltratadores lingüísticos, no cejarán en el acoso. Las muestras de sumisión no nos harán más libres, solo más débiles. Aquí ya nadie engaña a nadie, nunca te arrastrarás suficiente, siempre querrán más. Ahí tenéis a Jordi Pujol y a Artur Mas: ya han votado por la independencia. ¡Menos mal que la realidad está con nosotros!" (lavozdebarcelona.com, 03/04/2011)
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