[…] ¿Y las sociedades?
La lengua es más que un mero medio de comunicarse: es seña de identidad grupal y, por ello, materia de estudio muy sensible.
Hoy unas lenguas sustituyen a otras
El bilingüismo es un equilibrio inestable, pero -y vivo en Quebec- puede ser sufrido como tensión y amenaza o aprovechado como estímulo y oportunidad.
¿En qué sentido?
Canadienses y quebequeses, igual que catalanes y españoles, llevan demasiado tiempo viendo en la coexistencia de sus lenguas un conflicto que será resuelto sólo cuando desaparezca la lengua de los otros.
Es “el problema” lingüístico
Si fuera un problema tendría solución; pero no lo es, porque el estado natural del ser humano, la realidad de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta y de los estados donde viven, es la mezcla caótica de lenguas. Son raros los países monolingües puros.
¿Y aspirar al monolingüismo?
Ya le he dicho que no es una aspiración natural: ¿a usted le parece una aspiración inteligente?
Una lengua sin Estado desaparece.
Falso. Del mismo modo que tampoco es cierto que una lengua con Estado sobreviva necesariamente. Y he vivido y estudiado el caso irlandés: el gaélico irlandés tiene un Estado y sin embargo no tiene casi hablantes.
Y si una lengua desaparece, no resucita
También es falso: el hebreo era una lengua muerta que hoy es moderna y hablada, y el checo y otras lenguas agonizaban hasta que desapareció el imperio austro-húngaro.
Un pueblo sin lengua deja de serlo
Vuelve a ser inexacto: irlandeses o escoceses siguen siéndolo -yo no se lo discutiría- pese a haber adoptado la lengua del invasor inglés. También los austriacos tienen identidad sin lengua, como otras naciones tienen varias lenguas y una sola identidad.
¿Hay identidad nacional sin lengua?
Rotundamente, sí. La identidad grupal va mucho más allá de la lengua y le sobrevive.
¿Una vez una lengua empieza su declive es imposible detenerlo?
Tampoco es cierto, y tiene usted aquí el propio catalán, que es un gran ejemplo de la recuperación del uso social de una lengua: ¡ya les gustaría a cientos de lenguas en declive gozar de su salud! Irlanda y Escocia, en cambio, me temo que van a perder del todo sus lenguas a no ser que implanten una dictadura o algo por el estilo.
¿Las multas lingüísticas defienden un idioma o sólo logran que se maldiga?
Incentivar es mejor que prohibir, e ilusionar mejor que penalizar, pero si existe -como en Quebec- una gran mayoría democrática dispuesta a multar por defender su lengua, sólo puedo añadir que ellos lo han decidido.
Veo que no hay grandes soluciones
No, pero me temo que algunos activistas suelen elegir a la carta las cómodas condiciones de su menú lingüístico: quieren gozar de hegemonía lingüística, pero sin pagar el coste del aislamiento y la pérdida de conectividad y valor que comporta renunciar a las demás lenguas habladas en el país.
¿El bilingüismo acaba con la desaparición de la lengua más débil?
Para devolver la hegemonía a un idioma que la ha perdido en su territorio no basta con un par de leyes y unas cuantas multas; sería imprescindible una auténtica revolución que anulara las mismas fuerzas del mercado y la globalización que la han arrinconado. Y eso tiene un coste altísimo y no siempre compatible con una democracia.
¿Por qué?
Porque esas fuerzas operan porque benefician a la mayoría. Los activistas quieren hablar gaélico, pero seguir gozando de los privilegios de hablar inglés. Y no es posible.
¿Qué propone usted?
Tal vez se podría conservar la propia lengua sin renunciar a otras más poderosas si se logra establecer un vínculo afectivo y duradero con ella, un compromiso que pusiera en valor su plus cultural y equilibrara esas fuerzas globalizadoras." (lavozdebarcelona.com, 15/01/2010)