“El Barça es libre y global. Hemos hecho el Barça más global de la historia desde la catalanidad. Y todo el mundo que ha ido de buena fe se ha sentido respetado. Hay que seguir porque es aceptado que el Barça haga país, dado que somos una nación que no tiene Estado. Somos una nacion que no está resuelta. ¡Si es un milagro que Cataluña exista!.

[…] Si tomo la decisión [de presentarme a las elecciones a la Presidencia de la Generalidad], valoro también el cómo. En un partido existente o en un movimiento también existente. Pero yo quiero acción política, y eso quiere decir un partido político, porque el objetivo es que Cataluña tenga un Estado propio. Hay que tener incidencia en el Parlamento [autonómico] para que, como somos una nación, Cataluña tenga capacidad para administrar sus recursos propios. Este es el debate que tenemos que poner sobre la mesa.

[…] Si yo fuese presidente [de la Generalidad] lucharía para que Cataluña tuviese un Estado que le permitiese tomar las decisiones sin que tuviesen que ser cocinadas por el Estado central y por tanto decidir nuestra propia política energética. Como la económica, la social, la identitaria, et. Esto es lo que hemos de tener claro y para eso necesitamos acción política. Si yo quiero una Cataluña que no practique el vasallaje con el Estado central, entonces habrá que remover estructuras. Tendremos que hacer una revolución pacífica que ilusione a los ciudadanos.

[…] Para mí, sí, [el tripartito es una decepción]. Igual que lo fue Zapatero, igual que lo fue Convergència cuando podía incidir de forma contundente en el gobierno español. He entendido los porqués, pero no dejaban de ser decepciones y frustraciones que nos han llevado a la situación actual: un país narcotizado que se está muriendo porque lo están matando“.