No está el horno para bollos, podría resumirse; o para bobadas: "El derecho de las naciones a la autodeterminación parece un principio que podría llevarse a la práctica y generar soluciones únicas y especialmente vinculantes en diversas situaciones concretas de conflicto, pero no es más que una bobada".
Ernest Gellner es seguramente el más conocido estudioso del nacionalismo de las últimas décadas. Poco antes de su fallecimiento, en 1995, sintetizó en una obra breve, Nacionalismo, sus conclusiones de muchos años dedicados al análisis de esa ideología. Es en ese libro donde aparece la frase citada. Suena bien, parece una idea obvia, la autodeterminación; pero no pasa de ser "una bobada" porque no resuelve ningún problema que no pueda solucionarse por los procedimientos democráticos ordinarios; mientras que su invocación puede contribuir, y con frecuencia contribuye, a hacer irresolubles esos mismos problemas.
Entre otras cosas, dice Gellner, porque "los principios implicados en su aplicación no se respetan entre sí". ¿Por qué tiene ese derecho Euskadi y no lo tiene Álava? ¿Por qué cinco referendos contrarios a la separación son provisionales pero uno a favor sería definitivo? (PATXO UNZUETA: No estamos para bobadas. (El País, ed. Galicia, España, 24/10/2008, p. 18 )
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