11/9/08

La Generalitat maneja fichas lingüísticas de cada centro, de cada profesor, para detectar quién habla en castellano con los alumnos y quién no

Berlusconi también ficha a los gitanos. Y Sarkozy, a los adolescentes inocentes de los suburbios ¡Va a ser menos la Generalitat! Pues no, en principio, alguien anotó que Sara Burgos contestó en castellano a sus alumnos en el comedor... después ya se anotarán otras cosas... ¿Las conversaciones en los retretes?

Sara BurgosUna monitora de comedor del Colegio (público) de Educación Infantil y Primaria Gayarre de Barcelona ha denunciado las presiones recibidas para que solo se dirigiera a los niños en catalán.

“Sara, monitora de comedor de 22 años… “«Comencé a realizar esta labor en enero. A finales de curso, en los primeros días de junio, se dirigió a mí la coordinadora del comedor. Me explicó que la Generalitat había realizado una encuesta escolar y se había detectado que las monitoras hablaban castellano frecuentemente con los niños en el patio de recreo. A ello se sumaba que mi grupo tenía un alto índice de conversación en castellano conmigo en el comedor. Después de recriminar mi acción, me dijo que lo que estaba sucediendo era muy grave y que tenía que acabar con esta situación. Había que erradicar el español de las escuelas catalanas y de ésta en particular». (…)

«La Consejería habían realizado un test para conocer el idioma de los niños en las horas lectivas, no lectivas, extraescolares, actividades y comedor», relata Sara. (…)

“Cuando se conocieron los resultados, el director del colegio llamó a su despacho a mi coordinadora y le entregó el apartado que me afectaba». Constaba que Sara había utilizado el español para contestar a los niños que le habían reclamado en ese idioma algunas de las necesidades a la hora de comer, como pedir más pan, agua o ir a hacer pis.

«Mi coordinadora fue tajante. Si me hablaban en castellano no debía darme por enterada. En su lugar debía contestarles: ‘A veure, torna-me’l a repetir que no t’he entès’ (A ver, vuelve a repetírmelo que no he entendido), ya que estábamos en Cataluña y la lengua de enseñanza es el catalán». (…)

«Dije claramente que si un niño se dirigía a mí en castellano, iba a continuar contestándole en su idioma. Por otro lado, en ningún caso he hablado en español si me han preguntado algo en catalán. Entre otras cosas, porque sé catalán. Sorprendentemente éste no era el caso de la coordinadora, que se estaba dirigiendo a mí en castellano en medio del comedor y ante los niños. Ahora está estudiando catalán para alcanzar el nivel C». (…)

«Trataron de convencerme argumentando que para lograr metas profesionales había que cumplir órdenes y que, para alcanzar su puesto, mi superiora había tenidoque asumirlas sin rechistar, aparte de que en este colegio el director era de Esquerra Republicana de Catalunya».

«Sentía la angustia de que me estaban escuchando. Me molestaba todo, incluso que los niños me hablaran. Estaba deprimida. Después de la reunión con mi coordinadora me puse a llorar de rabia, de impotencia. Es horrible que traten de privarte de la libertad de expresarte en tu lengua materna».

«Mis compañeras no decían nada. Al contrario, repetían a la coordinadora que nunca hablaban en español, cuando eso es mentira. Los niños se dirigen a nosotras en castellano y acostumbramos a contestarles en lo que nos hablan. Si es en catalán, les respondemos en catalán. Los críos nos van marcando el idioma y lo que quieren es que les des las respuestas».

Días después, la coordinadora del comedor comunicó a Sara que cuando el director del centro compartiera mesa con ellas, toda la conversación debería ser en catalán. «Era completamente hipócrita. Entre las monitoras hablamos en castellano durante la comida y era antinatural que yo, después de seis meses, comenzara a hablar en catalán a unas personas con la que nunca lo he hecho. Es como si con mi madre empiezo a hablarlo».

Sara recibió este requerimiento en dos ocasiones, sin que ella modificara el hábito. «Nos avisaban cuando iba a venir a comer con nosotras pero yo mantuve mi costumbre.

En una ocasión me habló en catalán y yo le contesté en ese idioma, pero recuerdo que otra vez me dirigí a él en español, como algo natural. Cataluña es España y tenemos dos idiomas oficiales” (lavozdebarcelona.com, 09/09/2008. Fuente, El Mundo 09/09/2008)

Y es que hay que conseguir que las monitoras que no saben hablar catalán, lo impongan a los niños que tampoco saben hablarlo (Charnego contra charnego). Todo ello investido por la autoridad (tutelante) del sr. director de la escuela.

Solución: mentir, para salvar las metas profesionales (¡Le digo que hablo catalán, pero no lo hablo! ¡Ji, ji, ji...!). Si acepto la autoridad catalana, no pasa nada.

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