9/12/22

Como cuando los emigrantes gallegos en Alemania abarrotaban los estadios para ver ganar al Real Madrid, y ser superiores por un día... la cuestión de la identidad aplicada al fútbol. La selección que ganó el otro día a la española es de una curiosa marroquinidad: la mayoría de jugadores ni nacieron ni viven en Marruecos pero llevaban con orgullo la camiseta roja... la selección que lo ha logrado es más hija de la numerosa diáspora esparcida por todo el mundo que mérito de un país que sigue expulsando a su propia juventud... Así que el martes no ganó Marruecos, ganaron los albañiles que se dejaron la espalda en la obra y las amas de casa dedicadas a los cuidados. Eso hay que celebrar (Najat el Hachmi)... es lo que celebraban los emigrantes españoles

 "Qué extraña resulta la cuestión de la identidad aplicada al fútbol. La selección que ganó el otro día a la española es de una curiosa marroquinidad: la mayoría de jugadores ni nacieron ni viven en Marruecos pero llevaban con orgullo la camiseta roja. Están en su derecho y su decisión puede interpretarse como un gesto político al querer honrar la procedencia de sus padres y abuelos pero yo me pregunto qué ha hecho Marruecos por unos jugadores que se crecieron en otras tierras.

 No entiendo la identidad en base a la sangre que corre por las venas, idea esta que me asusta al despertar fantasmas terroríficos de pureza y creo que la identidad nacional la hacen más las escuelas públicas, las salidas laborales, la igualdad de oportunidades, la libertad y la posibilidad de poder dedicarse uno a lo que le plazca, incluso a jugar a fútbol. Pero Marruecos siempre ha reclamado como propios los éxitos y logros de los descendientes de aquellos que se vieron forzados al exilio económico.

No quiero aguarles la fiesta a los que festejan con alegría el hito de haber llegado a cuartos de final de un mundial pero la selección que lo ha logrado es más hija de la numerosa diáspora esparcida por todo el mundo que mérito de un país que sigue expulsando a su propia juventud. Si somos leales y reconocemos el sacrificio que hicieron nuestros padres al irse de Marruecos no podemos quitarles a ellos de este logro para atribuirlo a un concepto, el de ser marroquí, que en muchos casos no es más que una noción abstracta y lejana. Así que el martes no ganó Marruecos, ganaron los albañiles que se dejaron la espalda en la obra y las amas de casa dedicadas a los cuidados. Eso hay que celebrar."              (Najat el Hachmi , SER, 08/12/22)

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