28/10/22

A los que no hemos comulgado con el procés o hemos advertido de los riesgos desde el principio -y hemos acertado- nos han silenciado, intimidado, ninguneado, pisado como a hormiguitas. Ha sido algo así como una muerte civil: no te invitan, no te citan, incluso te expulsan. “Això va de democràcia”, que decían... el proceso ha sido casi matonismo puro. Siempre te miraban por encima del hombro, con el rabillo del ojo. No sólo Dalmases. Todos: ellos eran los buenos. Él era la punta del iceberg... las maneras de Francesc de Dalmases ha sido una constante durante todo el proceso... El resto éramos los malos de la película. Pura chusma. Incluso se inventaron nuevos nombres (“ñordo”, literalmente trozo de mierda) para designar a los desafectos (Xavier Rius)

 "Vamos a ser sinceros: las maneras de Francesc de Dalmases ha sido una constante durante todo el proceso. Quizá de una manera más sutil. No hasta el punto de ir intimidando periodistas o “perder los nervios”, según el informe interno de Junts.

Pero si hacían esto con una periodista de TV3 -que todavía ahora no se ha atrevido a dar su versión de los hechos- imaginen lo que hacen con los críticos.

Lo digo por experiencia propia: a mí hasta me expulsaron de las ruedas de prensa de Palau por mucho que la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, diga ahora que “este gobierno siempre defenderá la libertad de expresión”. Sólo lo revocaron por sentencia judicial, que les condenó por vulneración de “derechos fundamentales”. Y al que firmó la carta de expulsión -el secretario de comunicación, Oriol Duran-, antiguo alumno mío, lo designaron luego presidente de la ACN, supongo que en agradecimiento por los servicios prestados.

 Imaginen la credibilidad de la agencia de noticias de la Generalitat.

No sólo eso sino que, tras la expulsión de Junts del Govern, sale reforzado y gestionará las subvenciones a los medios. O sea que ya saben.

Porque, en efecto, a los que no hemos comulgado con el procés o hemos advertido de los riesgos desde el principio -y hemos acertado- nos han silenciado, intimidado, ninguneado, pisado como a hormiguitas. Ha sido algo así como una muerte civil: no te invitan, no te citan, incluso te expulsan. “Això va de democràcia”, que decían.

Porque mí me hace mucha gracia que TV3, controlada por ERC, se rasgue ahora las vestiduras con el caso Dalmases. ¿Dónde ocurrió el incidente? ¿En Marte o en los propios estudios de la cadena en Sant Joan Despí? Sólo empezaron a informar cuando el incidente salió a la luz publicado por dos digitales. Y de tendencias opuestas, por cierto.

Efectivamente, el proceso ha sido casi matonismo puro.

Siempre te miraban por encima del hombro, con el rabillo del ojo. No sólo Dalmases. Todos: ellos eran los buenos. Él era la punta del iceberg. El resto éramos los malos de la película. Pura chusma. Incluso se inventaron nuevos nombres (“ñordo”, literalmente trozo de mierda) para designar a los desafectos. 

Expresiones que se añadieron a las viejos (“colonos”) e incluso a los antiguos (el clásico “botifler”).

En cualquier batalla se empieza por el lenguaje.

El caso ha puesto de manifiesto también, de paso, la independencia de la prensa catalana. De hecho el propio Puigdemont llegó a lo más alto: nada menos que presidente de la Generalitat. Y sin haber acabado la carrera.

El propio Dalmases se precia de ser “periodista”.

Yo lo conocí ya hace años como presidente de la APPEC (Associació de Publicacions Periòdiques en Català), que engloba a la prensa local y comarcal. Por cierto, ¿lo han expulsado ya?

El primer día que topé con él en el Parque de la Ciudadela, tras haber salido de diputado, le saludé con estas palabras: “Hombre, la prensa independiente”.

Esbozó una sonrisa como respuesta.

Efectivamente, recuerdo que la APPEC montaron una carpa en Martorell en abril del 2017 con ocasión de unas fiestas locales. Hasta invitaron a Pilar Rahola y Màrius Serra a dar una charla porque el ayuntamiento era de la cuerda.

Tuve ocasión de visitarla: No había nadie. Descuentos del 50%. Hasta te regalaban ejemplares de tanto papel acumulado que había. Claro, si apenas se lee prensa generalista, ¿quién va a leer prensa local?

La prensa -de papel, online o comarcal- ha sido una de las bases del proceso gracias a subvenciones y publicidad institucional sin las cuales no podría subsistir.

Por eso se han dejado la crediblidad en el proceso.

Como muestra, el propio Dalmases, que iba intimidando a periodistas."         (Xavier Rius, director de e-notícies, 26/10/22)

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