"Cristian Segura, escritor y periodista, publica “Gent d’ordre. La desfeta d’una elit”
El periodista y escritor Cristian Segura nació en 1978 en el seno de una familia rica venida a menos. Quizás suena despectivo decirlo así, pero él habla sin reparos en su último libro “Gent d’ordre. La desfeta d’una elit”. No ha sido sencillo el camino de su texto original en las librerías. Finalmente se ha animado Galaxia Gutenberg. Segura, actualmente en el diario El País, nos habla de unas élites barcelonesas que han ido desapareciendo. La globalización, el nacionalismo y la consolidación del estado del bienestar las han arrinconado.
¿Porqué ha costado tanto que alguna editorial se animara a publicar el libro? ¿Esa “gente de orden” de la que habla quiere mantenerse en la oscuridad?
Este libro lo movió entre diferentes editoriales. El grueso lo escribí entre 2016 y 2018. No había respuestas. Encontré una editorial que estaba muy interesada: Destino. Un año y medio después cuando ya estaba todo listo para que saliera -de hecho se puede encontrar esta edición en Internet- se echaron atrás.
¿Qué pasó?
A los editores de Destino y también de Columna deduzco que les preocupaba que hablaba de demasiada gente ‘importante’. Destino, Columna y otros sellos del grupo Planeta publican libros más bestias que éste, donde se afirman cosas graves, y no pasa nada. Quizás tuvieron un momento de exceso de preocupación. Me parece absurdo pero lo celebro porque me ha ayudado un buen editor, que es Joan Tarrida, en Galaxia Gutemberg.
¿Tenían razón con sus recelos? ¿Se le ha quejado mucha gente por lo que dice de ella en el libro?
Nadie. No tenían ninguna razón. Tuvieron el libro congelado casi dos años porque no sabían cómo decirme que se habían equivocado. No se atrevieron nunca a decírmelo. Hubo un señor editor de Columna y Destino a quien por precaución le daba reparo publicarlo.
Quizás se ha arrepentido
No creo. Debió acabar harto de mí. Y yo de él.
¿Quién es esta “gente de orden” de la que nos habla?
Es gente que es partidaria de una estabilidad, de un orden social, que es conservadora, que no es partidaria de aventuras ni de romper platos o revueltas. Lo que quiere es cierto inmovilismo social dentro de un progreso colectivo y no hacerse daño.
Se refiere a las élites barcelonesas. ¿No tiene peso la “gente de orden” fuera de la capital catalana?
No he investigado sobre la gente de orden de Vic pero como periodista y porque Cataluña es muy pequeña he conocido a prohombres y burguesía de otras ciudades catalanas. Este es un libro muy personal con una voluntad de ir más allá del ensayo o el reporterismo. Es algo más personal, literario, centrado en Barcelona.
Y, en parte, biográfico
Mucho. Un empresario clásico de la vieja Convergencia que ahora debe ser puigdemontista a matar me preguntaba, hace muchos años, porqué criticaba a la burguesía de Barcelona y no criticaba a la gente de Sant Adrià. La respuesta es que conozco Sant Adrià de Besòs como periodista, he informado mucho sobre él, pero yo no soy de allí. No me atrevo a escribir de lo que realmente no conozco. Y luego, por posición social, por privilegios, por condición de poder encuentro más loable ser severo con la burguesía, con las clases acomodadas, que con grupos sociales que son los que menos tienen en nuestra sociedad.
La gente de orden ¿es de trato amable, correcto, de lo que se suele entender por ser ‘bien educado’?
Hay de todo. En el libro aparecen auténticos pijos. Piensas que sus hijos acabarán haciéndose de la Baader Meinhof o anarquistas. La gente arrogante, con poder, con potencia económica es particularmente insoportable.
Su padre, según explica, creó la palabra pijoloco y usted añade el pijoprogre. ¿Aún quedan de estos especímenes?
Aun están. Planteo mis tesis de forma a veces cómica, a veces muy personal y lo que hago es describir el mundo de Diagonal para arriba. Este pijoloco, este pijoprogre o el pal de paller, que es otra personalidad de la que también hablo en el libro, aún existen. Estos grupos están más fragmentados y deben compartir su condición de privilegiados con otros colectivos que antes no eran tan fuertes. Durante mucho tiempo habrá pijoprogres, gente con pasta que se considera muy progresista y muy de izquierdas y que quiere compensar su condición privilegiada blandiendo banderas progresistas y de causas justas. De pijolocos también habrá. No sé si tantos. El postureo social de solidaridad ha cuajado mucho. El pijoloco, aquel personaje amoral, que tiene dinero, a quien no le importa de dónde viene y que no tiene ningún sentimiento de culpa de clase también está y me parece que es más sano que el otro.
Un ejemplo claro de pijoloco es José Cusí, el armador del Rey Juan Carlos
Hay más. El mundo que retrato viene de muchas décadas atrás, de muchas generaciones, pero su poder se consolida durante la paz social del franquismo y a partir de ahí la burguesía barcelonesa gana muchos enteros a nivel de peso industrial, económico. El paradigma de pijoprogre que representa Jaime Gil de Biedma o el de pijoloco que es Cusí son ramas del mismo árbol. Son familias que durante el franquismo ganan mucho peso. Uno lo transmite siendo muy crítico con sus orígenes y el otro, sin ningún tipo de complejo y culpa de clase. Samaranch también es un ejemplo de ello.
Con el movimiento político y social de los últimos años ¿han aparecido también pijolocos y pijoprogres catalanistas? Laura Borràs ¿qué es?
Ahora hay pijolocos catalanistas. En el libro cito algunos casos. Explico que me invitaron a una especie de lobi o grupo nacionalista, que era una fricada. Había ex-consejeros de Maragall, empresarios nacionalistas… Era frivolidad e inconsciencia. Laura Borràs es una señora de casa bien. No pretendo hacer cuadricular a la gente pero la política se ha convertido en una herramienta para conseguir lo que quiere. No diría que es pijoloca. Ella es militante de una causa política.
¿Encajaría mejor como pijoprogre?
De progre no tiene nada. Absolutamente nada. Convertir una de las regiones más ricas de Europa en un nuevo Estado-nación no me parece algo especialmente progresista. Crear nuevos estados-nación que no sean regiones oprimidas y colonizadas no me parece progresista. Hay mucha gente que sí lo considera así. Pero nada de lo que hace Laura Borràs me cuadra con el pijoprogre.
Estos pijoprogres y pijolocos catalanistas ¿se arraigarán o desaparecerán con el paso del tiempo?
Burguesía nacionalista o cercana al nacionalismo catalán ha habido siempre. Y en algunos casos, ha sido una suerte. Òmnium fue un ejemplo de ella. Es un mundo que toco puntualmente en este libro. Están ahí desde hace mucho tiempo. Son familias que llevan ahí años y años. Ellos no son la novedad.
La novedad es este nuevo mandarinato y el poder que han ganado nuevos o relativamente nuevos actores empresariales en torno a la administración pública catalana durante la democracia, que mueve mucho dinero. Hay quinientos altos cargos que, desde hace al menos una década pero antes también, ganan anualmente cien mil euros. Esto crea un patrimonio. Ya no es clase media. Es clase alta. Después hay empresarios que han crecido a la sombra de la contratación pública.
Es una parte nueva. También cito a la gente que viene del extranjero, y ojalá ganen más peso y se impliquen más en los designios del país: chinos, rusos… En el libro hablo de una familia china que tiene muchos restaurantes, con una hija que ha estudiado en un colegio carísimo de Barcelona y ahora va a la London School, de un chico sudamericano que ya tiene 12 colmados y también hay gente que viene con dinero de Rusia, etcétera.
Cualquier familia con poder económico o con una posición social cómoda ha nacido en algún momento. Esto no es eterno. Normalmente no va más allá de cuatro o cinco generaciones. Eso debe cuajar y esta gente tiene que formar parte de la sociedad civil, implicarse. Y acabará pasando.
¿Tendremos una ‘gente de orden’ de origen extranjero pronto?
Sin duda. Tenemos un argentino, Ricardo Rodrigo, presidente de la Fundación RBA, o Dídac Lee, directivo del Barça. Los Palatchi (Pronovias) son de origen turco. Siempre ha habido una mezcla. Lo que pasa es que ahora las oleadas migratorias han sido tan contundentes que, por narices, tiene que surgir. Si no surge puede ser por dos razones: porque tienen la auto-voluntad de crear un gueto y no salir de él o porque quizás los catalanes no somos tan integradores como pensamos.
¿En el upper Diagonal se continúa votando PP y la derecha españolista?
Miras los recuentos de votos elección tras elección y ¿quien gana en Sarrià Sant Gervasi? ¿Quién gana en el Eixample? ¿Quien gana en Sant Cugat? ¿Quien gana en Matadepera? Junts. Y si le sumas ERC, mayoría absoluta. En algunas secciones electorales gana el PP. No sé si en alguna sección ha ganado Vox. En su momento, en alguna ganaba Ciudadanos. Estas élites antes se abalanzan a votar a CiU. También había un voto al PSC, un voto al PP,… pero había una comunión por el bien económico de todos y no romper nada. Ahora se ha fragmentado mucho. La política es un factor disruptivo ahora. No estoy hablando de las 10 personas más ricas, hablo de una sociedad, de Diagonal arriba, donde antes arrasaba C
En los balcones y ventanas de la parte alta de Barcelona ¿hay más banderas esteladas o españolas?
Pocas banderas. Y si de algunas hay más son esteladas. Si vas a Sarrià-Sant Gervasi, sin duda. Pero hay pocas. La gente es menos proclive a expresar sus posiciones. Si vas a una calle concreta de Les Tres Torres verás tres banderas españolas pero si coges los resultados de las municipales, autonómicas y generales Junts sigue siendo la fuerza más votada. En alguna sección muy pequeña, excepcional, gana el PP. Ya no hablemos de Matadepera o Sant Cugat. Matadepera es el municipio más rico de España. De los 25 municipios más ricos de España, 13 son catalanes. Y de los 13 en 10 gana el independentismo. De aquel viejo mundo del orden sólo queda la “castellanor”, los que votan al PP, Ciudadanos o quizás Vox. Han sido fieles a un inmovilismo. El sector Círculo de Economía, el catalanismo moderado ha pasado a votar PSC, pero es minoría. Como me dijo un día Valentí Puig, el catalanismo tal como lo hemos entendido ha muerto, ha desaparecido. Este era el catalanismo que representaba Convergencia para esta gente y por eso la votaban al por mayor. Esto se ha fragmentado mucho pero ahora es mayoritario el independentismo.
Los Godó, los Lara, Lao ¿son los últimos exponentes de esta gente de orden?
Los Lara creo que ya no pintan demasiado en Planeta. Los Lao nunca tuvieron ninguna voluntad de ser pal de paller, de unir, de hacer converger las diferentes sensibilidades de la sociedad civil. Nunca mantuvieron la voluntad de tener influencia en la sociedad barcelonesa-catalana. Además, son del Vallès. Godó es uno de los muy pocos que quedan, que tienen voluntad de incidir y de mirar de sumar sensibilidades desde su posición de interés. Hay otros, pero muy pocos: Javier Faus, en el Círculo de Economía, Gonzalo Rodés con Barcelona Global,… pero tienen mucha menos influencia. Hace veinte años la ampliación del aeropuerto de El Prat ya se habría aprobado. Ahora ya no tienen ascendente.
¿Sánchez Llibre?
Él sí que tiene voluntad de ser pal de paller pero es que ya no tiene influencia. Lo ves como se expresan sobre el tema del aeropuerto con un punto de desesperación, una agresividad que antes no necesitaban. Posiblemente ahora no se habrían producido los Juegos Olímpicos de Barcelona.
¿Ha bajado el nivel intelectual de los máximos representantes de este sector? Joan Canadell ha sido presidente de la Cámara de Barcelona
La pérdida de interés de estos grupos por la cultura viene del franquismo. Cultura, implicación… es sinónimo de problemas. Muchas generaciones dejan de tener implicación. Los Carulla, que se implican en Òmnium, son casos puntuales. No es lo que nos encontrábamos antes de la República o durante la República. Esto se pierde con el franquismo. Ahora, curiosamente, parte de los hijos de esta gente, que tienen una economía más extractiva que industrial, están invirtiendo el patrimonio en librerías y distracciones culturales. Está bien. Es mejor eso que invertir en armas o en promociones inmobiliarias.
Jaume Roures, Tatxo Benet, José Antich, Oriol Soler, David Madí… ¿son la nueva “gente de orden”, las nuevas élites?
Madí ya hace tiempo que es élite. Élite política y burguesa. Es el ejemplo de una persona que ha ganado influencia al amparo del poder político. Su familia, los Cendrós, eran industriales muy potentes. Citas nombres del sector de los medios. De Roures sí que hablo en el libro. De Pepe Antich no, porque tiene un poder más político. Roures sí que es un empresario que va más allá. No he querido focalizar el libro en el mundo de los medios, aunque hablo de algunos casos, porque es muy endogámico de nuestra profesión. Al fin y al cabo, la gente de la Diagonal hacia arriba que vive de los medios de comunicación debe ser un 0,5%. Es poco significativo.
Fèlix Millet decía que en Cataluña mandan 400 personas que se van encontrando en todas partes, sean parientes o no. ¿Esto ha cambiado mucho desde que lo decía Millet, hace veinte años?
Estos grupos se han fragmentado bastante. No sólo por la política porque hay nuevos sectores, nuevas influencias. El oasis se ha roto. Sin duda. Cuando Ferran Rodés quiere hacer un periódico, con otras personas, haciéndole la competencia y fastidiando a Javier Godó es porque el oasis ya no existe. Cuando se alía con Entrecanales para ganarle la privatización de Aigües Ter-Llobregat a La Caixa es porque el oasis ya no existe. Cuando La Caixa y el Banco de Sabadell abandonan Cataluña, espiritualmente y en alma, es porque el oasis ya no existe. Hay más ejemplos.
Uno de los pocos reductos que le quedan a la “gente de orden” es, dice, el village del Open Godó de tenis. ¿Les durará mucho ese reducto?
Es como una galería de un museo de historia animal, lleno de animales embalsamados. Es curioso, una experiencia que vale la pena porque es como un viaje al pasado. El mismo Open Godó era el torneo de tenis más importante en España y ahora yo no lo es. El másters de Madrid le ha pasado por delante. Es un ejemplo más de cómo esas élites han perdido influencia. La Feria de Barcelona y la Cámara de Comercio, también. El village del Open Godó es muy loable pero es como una postal del pasado, de un pasado no muy lejano, de hace veinte años.
Pone fecha al día en que se derrumbó de forma definitiva el mundo del orden: el 20 de septiembre de 2017. Es el día en que los dirigentes de Òmnium y la ANC convocaron la gente para interferir en la entrada de la comitiva judicial al Departamento de Economía y Hacienda de la Generalitat para buscar documentación sobre el proceso independentista. ¿Por qué da tanta importancia a ese día?
Apoyaron una revuelta y esto rompe la lógica de cualquier grupo de orden. Ese día me encontré a bastante gente de la parte alta de Barcelona. Además, coincidía con que unos días después se irían por el puente de la Merced y yo veía fotos suyas en el facebook de esto. Me llamó la atención porque se estaban manifestando porque habían detenido al secretario de Hacienda, Josep Lluís Salvadó, a quien no conocían ni querían conocer, porque de una persona que lleva los tributos de la Generalitat lo que quieren es estar lo más lejos posible. Buena parte de Cataluña dirá que está muy bien porque tienen un compromiso con la lucha por los derechos y contra la represión. Este libro retrata un sector que quería orden, estabilidad, no quería ir a manifestaciones a ver cómo la policía zurra a la gente o haciendo cosas que atentan flagrantemente contra el estado de derecho. Nunca habían ido a manifestaciones pero cada Diada me encontraba gente de la parte alta.
Desde el punto de vista social, ¿es bueno o malo que la “gente de orden” de la que habla en el libro haya sufrido esta derrota?
Hablo con cierta nostalgia de este mundo porque, al fin y al cabo, es de donde vengo. Las élites siempre existirán, siempre habrá. Ada Colau es élite. Siempre habrá, te guste o no. Cualquier país socialista también tiene élites. La consolidación de la democracia hace que ciertos poderes fácticos tengan menos impunidad. Eso es bueno. La burguesía ha sido motor de cambio muchas veces. Los padres del socialismo ideológico eran burgueses. La burguesía da tiempo. No tienes que estar buscando cubrir tus necesidades más básicas, trabajando catorce horas en la fábrica para llevar comida a casa. Tienes tiempo para comer bien. La revolución francesa la hacen las clases burguesas. Estas generaciones que han podido vivir en unas condiciones óptimas de pensamiento, de formación, no deberían perderse, y se están perdiendo porque ya no hay cultura de esfuerzo industrial. La globalización ha roto mucho aquella economía productiva y de implicación de las familias en el progreso económico. Esto se ha perdido y es algo malo. Lo bueno es que si se amplía la democratización, el poder se redistribuye. El debate de la ampliación de El Prat no se habría producido hace veinte años y es bueno que haya estos debates.
Todavía hay padres y madres que quieren que sus hijos vayan a ESADE, IESE o escuelas y universidades del Opus
Sigue habiendo y ojalá pueda ir más gente a esos centros. Las escuelas del Opus, por ejemplo, son cojonudas. No sé si tienen que recibir dinero público. ESADE es una muy buena escuela. Es imposible competir con la economía de mercado global. Es muy difícil hacer nada que sea sólido. Una fábrica de motores de hidrógeno es dificilísima. Antes había más capacidad de crear un tejido industrial porque no tenías la competencia del mercado libre global. Hacerle frente requiere que el poder político incida en el mercado pero no se debe perder la cultura del esfuerzo empresarial de la burguesía familiar y eso se está perdiendo por más que los hijos vayan a ESADE.
¿En una Cataluña independiente habría ‘gente de orden’?
¡Por supuesto! No hay nada más de orden
que un estado-nación. Claro que habría gente de orden. Y si ahora
hubiera una Cataluña independiente los primeros que estarían interesados
en que los grandes empresarios no independentistas estuvieran a gusto
en Cataluña serían los independentistas. Y bien que harían. Si algo tan
antiguo y retrógrado como hacer un estado-nación se da en Cataluña -lo
que me parecería normal tal y como es el mundo- claro que tendría élites
de orden. Como las tiene Francia, Alemania o España." (Entrevista a Criatian Segura, Siscu Baiges, Catalunya Plural, 04/10/21)
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